8 kilómetros para jugársela en dos ruedas

manu otero PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

La falta de arcenes y la velocidad del tráfico entre Marín y Pontevedra amenazan a los ciclistas

12 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

en directo la voz recorre en bicicleta las dos alternativas entre Pontevedra y marín

El ciclismo no es un deporte de riesgo, pero si circulas entre Pontevedra y Marín por cualquiera de las dos carreteras principales que unen ambas ciudades, la historia cambia y es necesaria una gran dosis de precaución y un poco de suerte para evitar ser atropellado por alguno de los muchos camiones, autobuses, furgonetas y turismos que circulan por estas vías a todas horas.

Son numerosas las bicicletas que completan cada día esta ruta, tanto por placer, por entrenamiento o para llegar a sus puestos de trabajo. Sin embargo, antes de subirse a su bici los ciclistas deben afrontar una decisión muy importante: ¿por la carretera de arriba o por la de abajo?

Nosotros nos decantamos, a priori, por la de arriba. Saliendo desde Marín, el trayecto parece bastante cómodo y relajado: calles bien asfaltadas, escasa pendiente y tráfico calmado. Sin embargo, al pasar Os Praceres las piernas ya empezaban a temblar y no por cansancio, precisamente. El continuo ir y venir de camiones cargados de troncos de árboles circulando a escasos metros de tu espalda y adelantándote a más de 50 kilómetros por hora llegando casi a rozarte, porque muchos de los camioneros no se alejan del ciclista ni metro y medio, pone los pelos de punta a cualquiera. Aun así, lo más angustioso es la falta de escapatoria. Los ciclistas tenemos que circular por una franja poco más ancha que la línea blanca que delimita la carretera, rodeados por la izquierda de un intenso tráfico de camiones y, por la derecha, del bordillo de la acera.

Sin embargo, al pasar la entrada de la fábrica de Ence la travesía vuelve a ser apacible por la disminución del tránsito de vehículos pesados, aunque la ausencia de arcenes se mantiene hasta llegar a la capital.

Temiéndonos que habíamos elegido la opción incorrecta, decidimos regresar a Marín, pero esta vez por la carretera de abajo.

Camino de vuelta

El camino de vuelta empezó aun mejor que el de ida: un estupendo carril bici con unas vistas a la ría y a la isla de Tambo inmejorables. Sin embargo, las dificultades empiezan antes de abandonar el núcleo urbano. Al llegar al final del carril bici con la decisión de continuar mi trayecto hacia Marín, me sorprende un escalón de 20 centímetros que me obliga a frenar bruscamente para no sufrir una caída. Una vez superado el primer obstáculo enfilamos la temida autovía. El primer tramo, antes de llegar al nudo de Ence es bastante cómodo por el amplio arcén que dejó la vieja carretera. No obstante, más vale no confiarse porque el peor tramo es el de la recta de la factoría. La primera dificultad seria llega al pasar el carril de incorporación a esta vía, llegando incluso a detenerme en la isleta para facilitar la incorporación de los coches y garantizar mi seguridad. Al ver que el carril de acceso estaba libre, reanudé la marcha con bastante miedo.

La amenaza del retrovisor

Si en la carretera vieja el espacio para circular no era más amplio que el ancho de la raya, en esta avenida estás obligado a circular durante toda la recta por encima de ella y manteniendo la vista al frente, porque si te giras para ver lo que hay detrás corres el riesgo de golpearte con algún retrovisor. Lo de separarse de los ciclistas al adelantar, muchos conductores siguen sin entenderlo. Finalmente, conseguimos superar el tramo y llegar de una pieza al paseo que une Estribela y Marín, por donde se puede pedalear sin temor.

Entonces, ¿por la de arriba o por la de abajo? Por ninguna. La ausencia de arcenes lo suficientemente amplios para no invadir la carretera con la bici, la alta velocidad a la que circulan los vehículos por ambas vías y la mala costumbre de algunos de adelantar sin respetar la distancia de seguridad, impiden cubrir el trayecto Marín Pontevedra en bicicleta con tranquilidad.

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