La ludoteca gratuita que nunca cierra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

CUNTIS

Ramón Leiro

Cuntis tiene programa infantil todo el año. En invierno, de tarde y, en verano, de mañana. Y todo ello sin cobrar a los padres

09 ago 2018 . Actualizado a las 05:15 h.

Se supone que las ciudades tienen unos servicios mucho más amplios que los concellos pequeños. Se supone. Pero a veces los municipios con menos habitantes y, por tanto, menor número de ingresos están bastante por encima en prestaciones. Pongamos el ejemplo de Cuntis y su ya famosa ludoteca, el veterano programa infantil Cuntilín. Esta ludoteca está operativa todo el año -en Pontevedra, por ejemplo, la Fanpa, con dinero municipal y aportaciones de las familias, la pone en marcha, pero solo en el estío y Navidad- y, lo que es más sorprendente, no cuesta un solo euro a las familias. ¿Por qué? Lo explica Manuel Campos, alcalde de un municipio gobernando al alimón por PSOE y BNG: «Cremos que temos que facer ese esforzo e que a ludoteca sexa gratis. Temos unha axuda da Xunta e imos tirando como podemos. É importante darlles servizos ás familias con fillos para que fixen aquí a súa residencia, xa que a despoboación é a nosa gran pelexa, como a doutros moitos concellos». Así que el Cuntilín nunca para: en invierno de tarde y en verano de mañana.

¿Qué se hace en Cuntilín de verano, al que en julio se apuntaron unos cien niños y ahora están yendo algunos menos? Nada mejor que pasarse por el colegio Aurelio Marcelino Rey, que es la base de operaciones de la ludoteca, y comprobarlo. Es difícil, de buenas a primeras, reconocer el centro. Y es que monitoras y rapaces le han cambiado la cara a golpe de cartón y pinturas. Hicieron un buen número de figuras y ahora mismo se puede hacer un rápido recorrido por la historia, desde los tiempos de los petroglifos y el hombre cazador a la Edad Media pasando por Egipto, solo visitando el patio. Varios críos juegan con una pirámide amarilla. Se piden voluntarios infantiles para que expliquen de qué va el Cuntilín, y salen hasta debajo de las piedras. Toman la palabra unas niñas salerosas llamadas Laura y Sara. Y enseguida se le suman otros dos pequeños de nombre Xián y Diego. Entre todos, explican: «Pois o Cuntilín é un sitio onde vimos todos os días e pasámolo moi ben, porque nos levan á piscina, pintamos e xogamos moitísimo cos amigos». Así de claro lo tienen.

A su lado, Fátima, una de las monitoras, cuenta que dividen la mañana en varias partes. Empiezan por actividades de tipo académico, «soamente é un repaso de cousas que aprenderon na escola. Os máis pequenos pintan e o resto fan distintas actividades».

Efectivamente, justo cuando ella pronuncia esas palabras llega al colegio un batallón de chavales. Vienen del curso de natación. Los pequeños que mientras tanto se quedaron en el centro escolar les reciben con alegría y entusiasmo, como si llevasen años sin verlos. Hay abrazos, bailes, gritos. Y hay críos de todas las edades jugando juntos, desde los de tres años hasta los que ya son casi adolescentes. Vamos, como una familia. Pero muy numerosa.