Fernández Mariño, precursor de la balneoterapia moderna

Andrés Campos Calvo-Sotelo TRIBUNA

CUNTIS

15 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Jacobo Fernandez Mariño (1784-1861) fue uno de los primeros grandes médicos hidrólogos de España, precursor de la moderna balneoterapia. Le siguió una saga con nombres como Nicolás Taboada Leal, Pedro Rubio, Antonio Novo, Hipólito Rodríguez Pinilla o Marcial Taboada, doctores que enlazan hasta la actualidad en la figura del recientemente desaparecido Luis Rodríguez Míguez. Nombrado Médico Director de los Balnearios de Caldas de Reyes y Cuntis en la primera oposición al cuerpo de médicos de baños en 1816, se mantuvo al frente de los mismos hasta 1846, siendo el director que más años ha estado al frente del establecimiento de Cuntis. Su consideración como precursor de la moderna balneoterapia deriva de su incansable dedicación a un fin tan noble como es la mejora de la salud de las personas a través del uso de las aguas termales, con gran rigor científico, y en ocasiones a costa de su propia hacienda, por el escaso apoyo recibido de las administraciones públicas.

«Desde el año de 1817 en que he sido nombrado por Su Majestad Director de este Establecimiento no perdoné medio alguno para poder conseguir las ventajas y beneficios que debe sacar de estas aguas minerales la humanidad doliente y para cultivarlas hasta el grado de perfección en que actualmente se hallan en las casas, fuentes, baños, chorros, y estufas…»

Su contribución a la medicina queda recogida en sus Memorias Anuales, y en los Cánones Generales, que incluyen el pormenorizado estudio de los resultados que obtuvo con los enfermos a los que prescribió la cura termal; según su propia estadística, más de 36.000 personas como médico del balneario. Esta documentación -citada posteriormente por Madoz, Rubio, Carreras i Candi,..- constituye en sí misma otra de las aportaciones de Fernández Mariño, que enlaza con un género de literatura científica entonces desarrollado en el resto de Europa, pero incipiente en España: Los tratados de hidrología.

Otro de los grandes logros de Fernández Mariño es la mejora e innovación de las instalaciones termales. Con el fin de garantizar la higiene y poder atender adecuadamente a los enfermos, sanea las captaciones y aumenta caudales de las aguas, construye piletas y mejora los hospedajes de los enfermos, especialmente las de los más necesitados (entonces llamados «pobres de solemnidad». Son constantes sus solicitudes de fondos a la Real Junta Superior de Medicina y otras autoridades para invertir en los balnearios. En Caldas mandó construir dos grandes arquetas con sendas fuentes que aumentasen el caudal de agua; en el que actualmente es el Balneario de Dávila se construyeron cuatro grandes pilas para más de treinta bañistas; y diseña e instala un sistema de bombeo para mejorar la pureza del agua en la cura hidropínica.

En Cuntis realiza numerosas obras en las casas de baños de las Eras (actual Balneario de Forniños) y de Santa María (hoy hotel La Virgen). Sobre este último, señala que «aunque el cuerpo de la casa se construyó en el año de 1807 a expensas de la beneficencia del Señor don Pedro María Cisneros, conde de Gimonde, vecino de Santiago, todos estos baños y fuentes se hicieron pocos años ha por mi disposición y afanes». Para ello necesitaba más agua, y así, en 1831 descubre un manantial -el llamado Baño Romano- en el centro del pueblo y ordena construir una arqueta para canalizar el agua y poder utilizarla en el balneario. Gracias a esto, Cuntis sería el primer establecimiento termal de Galicia en disponer de sala exclusiva para una estufa de vapor. «…(el agua) será conducida por una cañería, que se está trabajando, a la Casa de baños nombrada de Santa María, en donde tengo intención de emplearla para un baño de chorro y otro de estufa en unión con la que ya tiene esta Casa de otros manantiales. De este modo cumpliré mejor mis intenciones en beneficio de la humanidad doliente, sin embargo de que mucho más se debiera y pudiera hacer en este Establecimiento con las aguas minerales, que en él se encierran, si tuviera los recursos y auxilios suficientes de que carezco».

Nadie resume mejor lo hecho por Mariño que Pedro M. Rubio, quien en 1853 en su popular Tratado de las Fuentes Minerales de España decía que las aguas de estas villas estaban muy descuidadas, hasta la «dirección facultativa del celoso y benemérito Dr. D. Manuel Jacobo Fernández Mariño, a quien todos saben que se deben cuanto en Caldas de Cuntis proporciona hoy comodidad a los bañistas». Hoy, en Termas de Cuntis, como herederos y continuadores de aquella dedicación al termalismo, creemos que Fernández Mariño vería con satisfacción cómo aquellas casas de baños de Caldas y Cuntis se han convertido en centros balnearios de primera magnitud. Por todo ello, merece un lugar de honor y recuerdo en estas villas.