Los vecinos asumen el cuidado y la vigilancia de los templos rurales

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

CUNTIS

El descenso de la demografía, la emigración, y el escaso relevo generacional de sacerdotes, son algunas de las causas

08 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lejos quedan aquellos tiempos en los que cada capilla de cada aldea celebraba su misa diaria llena de feligreses y vecinos. Corren otros tiempos, y los templos religiosos que han ido quedando por el rural siguen necesitando de vigilancia y mantenimiento. En muchos casos, son los vecinos cercanos a la capilla los que se encargan de comprobar que todo siga en su sitio.

En los últimos años se han dado casos de robos en este tipo de templos religiosos. A Lama, por ejemplo, fue víctima hace apenas tres meses de un asalto que provocó graves daños en las capillas de las Ermitas y de San Lorenzo de Liñares. Para su suerte, tanto Daniel Pérez, párroco en Moraña, como Juan Carlos Martínez, párroco en Cuntis, no han tenido que lamentarse de este tipo de actos delictivos.

La fuga de habitantes del rural es un hecho constatado. Las ciudades han ido ganando terreno y cada vez son menos los que crecen y viven en la aldea. Esta situación ha llevado, irremediablemente, a que los templos noten un descenso en el número de fieles que acude a sus misas. No obstante, Juan Carlos Martínez reconoce que la falta de sacerdotes se lleva mucho peor, ya que aunque la situación demográfica mejorase, no habría tampoco posibilidad de ofrecer misas continuadas en todas las capillas.

En la práctica, la mayoría de las capillas carecen ya de misas semanales o diarias. Sus actos quedan reducidos a entierros y fiestas patronales del lugar. Es el caso de la capilla de Meira, en Cuntis, que ofrece solo cuatro oficios al año. Las iglesias parroquiales sí continúan ofreciendo misa todos los fines de semana. Es el caso de la situada en la villa termal, y de la iglesia parroquial de Santa Margarita.

Las capillas, pese a la falta de uso, se encuentran en buen estado. Los vecinos ayudan a los párrocos a mantenerlas así, considerándolos bienes culturales de la zona. Un vecino cercano suele tener las llaves del templo y abrirlo para que ventile y la humedad no devore los muebles y las figuras que puedan contener.

Ambos párrocos señalan que Cuntis y Moraña son zonas que siguen contando con bastantes vecinos en sus aldeas, por lo que los templos no corren riesgo de abandono o descuido, a diferencia de otros lugares de la comarca. Aún así, con la vista puesta en el futuro, el cura de Cuntis recuerda que tiene cinco parroquias bajo su custodia, lo que dificulta enormemente la labor de poder mantener todos los templos.

En Mesego, parroquia de Cuntis, una vecina comenta la lástima que le da ver la falta de uso de su capilla. Entiende que es algo natural, pero se preocupa ya que «o día que nós non esteamos, ¿quen coidará da capela?».

Según Daniel, cura en Santa Margarita, los vecinos hacen una función esencial a la hora de mantener vivo este patrimonio cultural, en ocasiones ayudando incluso económicamente.

Por el momento, mientras haya casas cerca, las capilla seguirán aguantando, aunque el futuro se prevea incierto.

 

Un vecino que vive cerca suele tener las llaves del edificio. Es habitual que se abran las puertas de los templos para que su interior respire y quede libre de humedad. foto C. Pereiro

 

Cuatro misas al año. La mayoría de las capillas del rural celebran oficios unas pocas veces al año, en entierros y fiestas. En el caso de la de Meira, se realizan cuatro misas. foto C. pereiro

 

Oficios semanales. Los templos parroquiales, de dimensiones mayores, cuentan con misas a lo largo del fin de semana y los feligreses continúan acudiendo. foto C. pereiro

 

Algunas parroquias adolecen de falta de vecinos. Las aldeas han ido perdiendo habitantes, lo que en un futuro podría provocar que las capillas queden sin nadie que las vigile. foto C. pereiro

 

La falta de párrocos dificulta la recuperación. La ausencia de nuevos sacerdotes es un hecho, y aunque los vecinos puedan echar una mano, la tutela real corresponde a la iglesia. foto C. pereiro