
Algunas fuentes del municipio de Cuntis ocultan secretos históricos y antropológicos que han guardado años
27 feb 2016 . Actualizado a las 05:10 h.Sobre el agua, el hombre ha erigido su civilización. Rara es la cultura que no ha construido su sociedad en torno a un río, a un lago o a un manantial. Cuntis no es diferente. De sobra son conocidas sus aguas termales, tanto, que hasta resulta difícil cavar en su suelo y encontrar agua fría. Las fuentes siempre han sido un símbolo o monumento al agua, un lugar donde reponer fuerzas, calmar la sed y limpiar atuendos. No es de extrañar pues, que en la villa termal, los apellidos más comunes sean los de Baños, Fuentes o de la Fuente, ambos derivados de da Fonte.
Cuntis posee una gran colección de fuentes. Algunas de ellas guardan secretos arqueológicos e históricos, que van desde la época romana hasta la actualidad, pasando por la II República. Pequeños monumentos de piedra que a través de sus caños susurran recuerdos.
En el núcleo urbano, la Fonte dos Catro caños se sitúa en su centro, en la Praza das Árbores. Su creación se data en la segunda mitad del siglo XIX, y fue trasladada a su actual hogar desde la plaza de Ferrol a finales del XX. De su estructura central de mármol salen cuatro caños de bronce con cabeza de serpiente que arrojan su continuo chorro de agua. En su día, también poseía unos estandartes en la parte superior para sujetar velas o faroles, que ayudaban a todo aquel que se acercaba una vez ocultado el sol.
A escasos metros, bajando la calle, la Fonte da rúa Real guarda su propio secreto. Estudios arqueológicos sitúan un baño romano con capacidad para cuarenta personas en este lugar. Esta fuente sí despide calor.
Cerca de la burga milenaria de la villa, única en su género y que llegó a guardar un tesoro en monedas, se sitúa la fuente Lume de Deus, datada a finales del siglo XVII y usada de lavadero. Lo interesante de este hecho es la construcción de varios pilones individuales, no uno grande y comunitario como es más habitual. Ciertamente, es el único lavadero de Galicia con agua termal y pilones individuales.
Dejando atrás el núcleo urbano, y adentrándonos tierra adentro, en la parroquia de Arcos de Furcos, la Fonte de Arcos de Arriba brilla con luz propia. Su construcción fue encargada por Manuel Rodríguez, alcalde de Cuntis durante la II República, asesinado tras el levantamiento franquista. La curiosidad se torna realidad, cuando se observa ese símbolo masón que posee, mezclando un círculo, un cuadrado y un triángulo.
En Estacas, la Fonte dos España debe su nombre a la familia del lugar. Su frontón de forma triangular tiene un gran valor arquitectónico, su suelo ha sido reformado recientemente. Se intuye y nace como uno de los elementos clave de la parroquia.
Lugar do Campo, parroquia de Troáns, posee fuente, lavaderos y un hermoso cruceiro de fuste octogonal, mostrando a una virgen, con lo que semeja ser un mandil tradicional gallego, sosteniendo a su hijo en brazos.
Sirviendo a Cuntis desde el siglo XIX. Dotada antiguamente con luz para carruajes, viajeros y vecinos, es la única fuente urbana con agua fría. Cuerpo de mármol y caños de bronce. foto c. p.
El secreto romano. Su chorro de agua caliente ininterrumpido oculta, bajo la piedra, un baño romano milenario con una capacidad estimada para unas cuarenta personas. foto c. p.
Un lugar único en Galicia. La fuente se aprovechó para la creación de un lavadero con agua termal con pilones individuales. La combinación de estos dos hechos la hacen única. foto c. p.
Una corriente de agua masónica. El alcalde Manuel Rodríguez era cantero, quizás ello lo animó a mandar construir esta fuente en la II República. Posee simbología masónica, algo curioso. foto c. p.
Vinculada a una destaca familia. Toma su nombre de una familia santiaguesa de gran importancia. Un triángulo decora su frontón. Se encuentra en San Fins de Estacas. foto c. p.
Juntanza de elementos. Una fuente comunitaria que aglutina también unos lavaderos individuales y un cruceiro que representa a la virgen, con mandil gallego y un hijo en brazos. foto c. p.