Protección Civil rescató a más de setenta canes entre junio y septiembre
27 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.En los contenedores, en el río o en el monte y desnutridos o golpeados. Los voluntarios de Protección Civil de Cuntis y Caldas rescataron este verano a más de setenta perros de diferentes razas y edades que no solo fueron abandonados por sus dueños, algunos fueron también maltratados. «O abandono e o maltrato animal segue sendo habitual», lamenta Miguel Ángel Couto, jefe de la agrupación en Cuntis.
En la villa termal el número de abandonos durante los meses de verano, entre junio y septiembre, superó los cuarenta canes. Mientras que en el vecino municipio de Caldas de Reis, el volumen de rescates superó la treintena. Es decir, cada tres días se abandonó a un perro en estos dos municipios.
Señala el responsable de Protección Civil de Cuntis, que la mayor parte de los rescates se produjeron en los lugares de Ducío y Calvos, dos zonas de monte y con escasa iluminación por las noches. Mientras que el río de Caldas es donde aparecen la mayor parte de los abandonados. «El caudal iba bajo este verano, lo que facilitó los rescates», puntualiza Eladio López, tesorero del grupo de Protección Civil de Caldas.
Destacan desde ambos colectivos que en estos meses de verano es abundante la presencia de cachorros abandonados, muchos de ellos desnutridos y que, en muchos casos, no pudieron salir adelante.
Denuncian desde Protección Civil la falta de civismo de los autores de estos delitos. «A maioría non ten chip, ou se o tiñan arráncanllo antes de abandonalo», critica Miguel Ángel Couto y añade que «algúns péganlle un tiro directamente, os que non son capaces os ceiban». Alertan desde Cuntis que se dio el caso de amos que son reincidentes en el abandono del mismo perro.
La presencia de canes abandonados en las calles genera situaciones de riesgo como la que se produjo en Moraña hace unas semanas, cuando una jauría de perros abandonados atacaron a una anciana o cuando se cuelan en las huertas y acaban con las gallinas.
No obstante, hay espacio para el optimismo, pues muchos de los perros que recogen los voluntarios son adoptados antes de enviarlos a la perrera.