Un enterrador de tesoros que siempre va a caballo

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

CERDEDO-COTOBADE

emilio moldes

Manuel está introduciendo en Cerdedo-Cotobade una animada actividad para las familias con equinos

19 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Se busca a Manuel Magdaleno Madroño para hablar de tesoros. Porque Manuel y sus compañeros de andanzas caballares en Cerdedo-Cotobade -es directivo de la Asociación de Cabaleiros de Cotobade- así como a los responsables de las escuelas deportivas municipales se les ocurrió que hay que sacar partido de la ruta señalizada para ir con equinos por las orillas del Lérez. Y qué mejor manera de hacerlo que esconder tesoros a lo largo de sus ocho kilómetros para que los jinetes los busquen. Todo ello lo hicieron por primera vez el domingo en una iniciativa que tuvo éxito de participación pese a las gélidas temperaturas reinantes. Fue, en realidad, una actividad de trec, un deporte con caballos que este joven ayuda a introducir en Cotobade. El caso es que hablamos de tesoros. Pero Manuel se deja querer. Y uno se va dando cuenta de que puede que él mismo oculte dentro un bien precioso. Quién sabe. Lo que está claro es que, charlando con él, ese rural al que le colocan siempre adjetivos pesimistas pinta un poco más alegre. Porque, a sus 25 años, es un entusiasta de los animales, del trabajo del campo, del rural en sí y está dispuesto a dar la batalla para que su tierra, Cerdedo-Cotobade, dé bastante que hablar.

Empezamos por el inicio. A Manuel le gustan los animales desde niño. De hecho, monta a caballo desde los ocho años y ni se lo pensó a la hora de elegir los estudios. Se marchó al centro de experimentación forestal que tiene la Xunta en Sergude (Boqueixón) y cursó un ciclo sobre explotaciones agrarias extensivas. El gusanillo que había tenido hasta entonces de poner en marcha una explotación ganadera se multiplicó sobremanera. Pero no se animó a tanto. Acabó en Ribadumia, en una clínica y criadero de caballos donde aprendió doma. Reconoce que entre su propio sexto sentido para amaestrar los equinos y los consejos que fue recibiendo terminó «cunha boa experiencia». En casa iba aplicando sus conocimientos a sus propios caballos, Tuareg y Portugués, de los que habla con pasión.

Un proyecto municipal

El caso es que de Ribadumia pasó a otro trabajo que no tiene mucho que ver con la doma. Actualmente es operario de Tragsa. Reconoce que lo que más le gusta de su día a día es poder seguir pisando el monte. Y confiesa también que le gustaría que algún día pudiese

«vivir ou polo menos sobrevivir»

de algo relacionado con sus caballos. Para mantener viva esa pasión suya, hace unos meses se embarcó en un proyecto municipal. Dice Manuel, con prudencia pero con contundencia, que a él no le gusta demasiado el proceder

«de moitas asociacións de cabaleiros, que teñen moitas actividades pero todas relacionadas con ir comer a un ou outro sitio. En Cotobade queriamos facer algo distinto, algo máis ligado aos cabalos»

. Así que unieron fuerzas con el Concello y, por medio de las escuelas deportivas, pusieron en marcha una actividad de trec, que conjuga el montar a caballo con la realización de distintas pruebas, entre ellas la búsqueda de tesoros. Manuel es el monitor y, si bien hasta ahora el grupo funcionó de forma experimental, en enero arrancará con fuerza. Dice Manuel que hablaron con la federación gallega de hípica y que les animaron a federarse, puesto que en Galicia no está todavía introducida la actividad del trec,

«así que parece que seremos pioneiros»

.

Manuel se quedó encantado con el que el domingo lograsen juntar a 15 jinetes para hacer la ruta del Lérez en la búsqueda de los tesoros, que por cierto eran distintos juguetes y monedas doradas... de chocolate, eso sí. Se quedó contento porque eso significa que hay cantera para continuar con el trec. Y se quedó también satisfecho porque la daba pena que apenas se conozca una ruta señalizada específicamente para caballos: «

É unha mágoa que non se use máis porque está marcada para ir cos cabalos, pasa polos concellos de Cerdedo-Cotobade e por Campo Lameiro, é unha ruta que merece a pena porque é moi bonita

», defiende.

Como los bereberes

Ya está pensando en programar una nueva salida, que posiblemente tendrá lugar en enero, para cazar tesoros mientras galopa. Mientras tanto, seguirá cuidando y mimando a Portugués y Tuareg. Al primero no le pudo elegir el nombre, ya venía con él. A la segunda criatura sí. Dice que le puso Tuareg porque le gusta la historia de ese pueblo bereber de carácter nómada que cuando se desplaza por el desierto se preocupa tanto de cubrir las necesidades de los hombres como las de sus rebaños. Y es que así es Manuel; preocupado hasta el extremo por cada uno de sus fieles amigos los animales.