-¿Es uno profeta en su tierra?
-Se ve que sí. Un día coincidí en el avión con el alcalde de Cotobade, Jorge Cubela, al que conozco desde niña, y me habló de que quería rehabilitar los Baños de San Xusto, un proyecto muy bonito que conecta con el lugar donde nací. Las obras van a empezar este año.
La herencia del abuelo y la del prócer ventura figueroa
Su abuelo, hombre culto y galeguista, la llevaba al campus de Santiago a ver la estatua de Ventura Figueroa y le decía: «Nós somos dos Figueroa». No se equivocaba. El influyente político del siglo XVIII creó una fundación para ayudar a sus familiares y Cristina pudo beneficiarse de una beca de estudios por ser su descendiente, como Montero Ríos. «Mucha gente de nuestra parroquia pudo estudiar gracias a esas becas». Eso marcó su trayectoria. Hoy, vive con su pareja y con su hijo en una casa del casco histórico de Santiago que tiene un capitel de Francisco Asorey, y está empeñada en recuperar la ciudad para el uso de sus vecinos. «Xerardo Estévez me dice que soy una superviviente». Hasta hizo una performance para reivindicar el uso y disfrute del parque de Fonseca para los niños. No quiere un escaparate turístico, quiere un barrio.