La Casa da Peste y su leyenda llaman a los turistas

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

CERDEDO-COTOBADE

Ramón Leiro

Son dos inmuebles que agonizan. Pero su historia, real o inventada, las hace más que singulares

08 oct 2017 . Actualizado a las 20:58 h.

Cuando uno llega a A Godela, en Cerdedo-Cotobade, tiene la sensación de estar en medio de la nada. Hasta entiende que la aldea se haya ido quedando vacía, que las casas se fueran cerrando y que su piedra lleve muchos años resistiendo sola el paso del tiempo. Los únicos rastros de vida un día cualquiera a media mañana son los ladridos de unos perros en una casa cerrada con candado que, imagina el forastero, se abrirá de cuando en cuando, porque los animales no tienen pinta de famélicos. También se escucha a los grillos y el canto de pájaros. Parece otro mundo. Sin embargo, Google tiene claro que A Godela existe en el planeta Tierra. Su aplicación lleva al visitante hasta el corazón de la aldea. Pero no se le puede pedir más. Cuando uno le indica que lo que quiere ver, en realidad, es algo muy concreto de A Godela, nada menos que la Casa da Peste, la tecnología no alcanza. Y eso, aunque pudiese no parecerlo, es una gran suerte.

Sin GPS que valga, se busca esa construcción con leyenda propia por distintos senderos, adornados por todas partes con el rojo de numerosos acebos y así, de repente, uno se topa con una señora calzada de piedra, tan irregular como antigua, que lleva hasta la mismísima Casa da Peste. Enseguida uno se da cuenta de que, pese a lo recóndito del lugar, el entorno debe ser bastante visitado. La zona está llena de maleza, de silvas que han hecho suyo el paisaje, sin embargo, hay diminutos senderos donde se notan las pisadas, seguramente, de muchos forasteros. Hay que tener en cuenta que por ahí pasa una ruta de senderismo.

Infectadas con la bacteria

¿Qué es la Casa da Peste y por qué se llama así? Son unas construcciones de piedra de A Godela de las que se dice -no está muy claro si es una leyenda o si la historia así ocurrió- que fueron el lugar donde se recluyó a personas infectadas con la bacteria Yersinia Pestis, es decir, que tenían la peste. Verdad o mentira, la historia de ese inmueble, que debió construirse en 1721, tal y como reza en una inscripción en un dintel, ha llegando a la actualidad y le ha quedado para siempre el nombre de la Casa do Peste. En blogs dedicados a esa Galicia que cabalga sobre la magia hay numerosas referencias a ella. Si se pregunta a los vecinos, a los de aldeas cercanas, porque en A Godela no hay nadie, dudan de la veracidad de la historia: «Los mayores de la zona, que ya fueron muriendo, dicen que no les sonaba de nada, pero a saber. Viene mucha gente preguntando por ella», señala un alemán que vive en Trebello.

¿Qué se encuentran? La Casa da Peste son ahora unas construcciones abandonadas, dejadas de la mano del tiempo, pero llenas de tesoros en piedra, forja o hierro. Hay dos impresionantes arcos de medio punto, síntoma del arte de los canteros de la zona; está todavía el viejo horno; hay también una balconada que, aunque oxidada, guarda su porte; existe y resiste también una ventana muy singular, que no deja de alimentar la leyenda de la peste. Resulta que está en la planta baja, y que tiene rejas. ¿Por qué cuenta con ellas, si cerrar de esa manera tan drástica no era nada habitual en el rural gallego en aquella época? Dicen que fue, precisamente, porque dentro estaban las personas infectadas. Quizás sí. O quizás no.