Lo que hace único a este petroglifo es que no hay constancia en toda la comunidad de una espada «asociada so a animais», así como el número de especímenes que la rodea, una manada de veinticinco ejemplares. El tamaño de algunos de estos ciervos, inferior a quince centímetros, «tampouco existe noutros lados. Sempre son un pouco más grandes», añadió Benito Vilas, al tiempo que destacó que «demostra a gran habilidade que debeu de posuír o gravador que os realizou».
Esta circunstancia contrasta con la longitud de la espada, que Benito Vilas estima que puede ser la segunda más grande de Galicia, solo superada por la encontrada en el monte Galiñeiro.