Miguel Nuño, investigador: «El propio Pancho Villa le pidió a mi abuelo que fuera su médico personal»

BUEU

LÓPEZ PENIDE

El investigador pontevedrés abordará los últimos diez siglos de historia del Pazo do Casal en una charla en Bueu

22 abr 2023 . Actualizado a las 19:36 h.

Con el título de Os Aldao do Pazo do Casal. Do s. XI ao s. XXI. Dos Aldao aos Nuño, el investigador Miguel Nuño ofrecerá una conferencia en la sala multiusos del Centro Social do Mar (12 h.) de Bueu. Estará acompañado por el historiador y profesor Arturo S. Cidrás.

—Entiendo que abarcará diez siglos de historia del Pazo do Casal.

—Sí, efectivamente. Prácticamente desde el 1.070, que empieza con el caballero don Pedro de Aldana que según un árbol genealógico que conservo dice que era hijo de Pedro Arias de Aldana hijo a su vez de la infanta Doña Urraca, hija a su vez de el rey Fernando I. Lo que sería su nieto, Fernando Arias de Aldao es el primero que toma el apellido de Aldao en lugar de Aldana y se le ubica en el Pazo de Casal.

—Por lo que observo es una dinastía en la que confluye historia, leyenda...

—Bueno, los documentos que he encontrado en el archivo, más concretamente en el árbol genealógico, aparece que sus descendientes, incluso, asistieron a la coronación de los reyes gallegos de entonces, alguno habla que un caballero acudió a la coronación del rey Alonso IX.

—¿Cuál es la situación actual?

—Nosotros descendemos por línea directa de varón. El primer dato registrado por un notario me lo encuentro en Juan Fernández de Aldao, señor del Pazo del Casal, que en 1505 hace su testamento. Aquí hay un dato interesante que pueda dar controversia, pues sería una unión de sangre con la casa de Sotomayor, con Pedro Madruga. Este Juan Fernández de Aldao en su testamento dice que quiere ser enterrado en Santo Domingo, en Tui, en donde se enterraban entonces todos los Sotomayores al lado de doña Constanza, filla de don Pedro, conde de Camiña. En la parte final del testamento se da fe conforme a que ha sido enterrado en tierra firme junto a donde yace la hija de don Pedro.

—¿Cómo han sido los últimos años de vuestra saga familiar?

—Complicada. No conocía nada de esto realmente hasta hace pocos años. Cuando era joven, mi tía Carmen en una reunión familiar nos contó la vida de su padre, mi abuelo, que ni mi padre, ni mi tío nunca nos la quisieron contar no sé si por un pacto de caballeros o por unos sentimientos de vergüenza porque su padre había sido hijo natural. Es un niño que recién nacido es abandonado en la inclusa de Pontevedra con una nota que decía si es niño se llamará Lopo Nuño y si es niña se llamará Gloria de los Desamparado. Además dejaron unas ropas que denotaban que no era un niño cualquiera incluso. Llevaba camisas y gorras con cintas de seda, cuando los niños de la inclusa llegaban simplemente envueltos en una manta vieja y abierta. Ese fue un poco el origen. Quedó apartado en el tiempo, aunque me dije que algún día tendría que escribir un libro.

—¿Cuando dio el paso?

—En el 2013 cuando mi hermano Javier fue homenajeado por la Asociación Amigos de Pontevedra por su trayectoria en la medicina. Hice un primer libro, Historias inéditas de una familia pontevedresa, donde empecé a indagar en la historia de mi familia. Buscando un poco sobre los orígenes de mi abuelo recuerde oír contar a mi tía que había habido dos intentos de reconocimiento del niño. Estando a mi abuelo estudiando la carrera de medicina, creo que él se dedicó a hacer esta carrera por las circunstancias tan duras de su infancia, en uno de esos viajes a Pontevedra se encuentra a un primo que le para y le dice «Lope se quién eres y te puedo reconocer». Mi tía me dio que era un periodista, un tal Sainz Armesto que tiene una calle en Pontevedra. Cuando él era pequeño sus padres Amalia Armesto y su padre Federico Saiz se separan y él se va a vivir con su abuela materna Carmen de Aldao y Sarmiento, que había heredado el Pazo del Casal a la muerte de su hermano José Joaquín que fallece soltero y sin hijos, sin hijos reconocidos.

—Creo que fue clave en su investigación el hallazgo del testamento de José Joaquín.

—Sí, el testamento de José Joaquín de Aldao Sarmiento está fechado el 11 de marzo de 1885. Legaba a un niño expósito llamado Lopo Nuño, mi abuelo, la cantidad de diez mil reales de la época y que era un niño que conocía muy bien su ama de gobierno. Estaba reconociendo explícitamente quien era su hijo. El nombre de Lope Nuño era un poco para ocultar el origen expósito, ya que era el nombre de un antepasado, el capitán Lope Nuñez de Aldao que vivió en el 1600. Era también señor del Pazo del Casal.

—¿El libro es una forma de resarcir a su abuelo?

—Exactamente. Es una forma de devolverle el honor a mi abuelo que le arrebataron con su nacimiento. Vuelvo a repetir que recién nacido abandonado en un sitio donde se abandonaban a las hijas de las prostitutas. Ahí estuvo hasta los 7 años y luego hasta los 14 en el orfanato.

—Se podría decir que fue el iniciador de una saga de médicos.

—Sí. Emigró a México, donde fue una persona con un prestigio muy grande. Incluso, el propio general Pancho Villa le pidió que fuera su médico personal. Además por suscripción popular fue vicecónsul de España en Torreón México. Lo dejo por simplemente por volverse a España con su familia. Luego, mi padre, el doctor José Manuel Murillo Gallas fue fundador del Hospital de la Merced en Poio. A los 21 años era médico cirujano y a los 23 era jefe de cirugía de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona. Fue el número en su promoción. Mi hermano Javier es coordinar del grupo de trasplante hepático del Ramón. Y para quien le guste la prensa del corazón, en el 2019, la infanta Pilar de Borbón sufrió una obstrucción intestinal estando en Palma, la mandaron de urgencia a Madrid y el cirujano que la intervino fue él. También están mi hermano José y mi cuñada Lina que, desde el punto de vista médico, tienen la misma preparación que mi hermano Javier aunque se quedaron en Pontevedra simplemente para acompañar a mi padre y estar con él.

De los «cuñados» a la Casa de Alba

En su conferencia sobre la historia del Pazo do Casal, Miguel Nuño abordará la figura de tres «cuñados». Se trata de «Gonzalo García de Nodal que, junto a su hermano Bartolomé, cartografían el Cabo de Hornos que poco tiempo antes había sido descubierto por los holandeses. Es el propio Felipe III quien se lo encarga personalmente y que se tuvo que realizar en secreto», apunta, al tiempo que señala que «otro sería el teniente general José Aymerich Baras, quien durante dos años fue ministro de la Guerra en la época de Isabel II y murió en un atentado. Fue el crimen perfecto, nunca se logró descubrir a los autores».

El tercero, por su parte, «sería el de mi abuelo Lope, Gonzalo Gallas Novás, que tiene calle en Pontevedra y calle en Granada. Fue un científico que algunos autores lo comparan con Ramón y Cajal o Severo Ochoa».

Y si sorprende esto, más lo hará el emparentamiento con la Cas de Alba. Miguel Nuño descubrió que su tatarabuelo, Esteban de Aldao y Aymerich, se carteaba mucho con su tía Guadalupe Aymerich Baras: «Y en una de esas cartas le pregunta por el origen del apellido Aymerich y ella le responde: Mira yo de esto no sé mucho. El que sabe es tu tío, el teniente general, pero te puedo decir que la familia Aymerich desciende de los reyes de Cerdeña, del conde de Cervellón, del duque de Sotomayor y está emparentado con la Casa de Alba».