Portazo final del sector de la navaja al vertido de áridos junto a Tambo

Marcos Gago Otero
MARCOS GAGO PONTEVEDRA / LA VOZ

BUEU

RAMON LEIRO

El rechazo de los pósitos de Bueu y Portonovo fuerza el retraso del dragado del Lérez

10 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los trabajadores del sector de la navaja de la ría de Pontevedra, respaldados por las cofradías de Bueu y Portonovo, han dado un portazo definitivo a consentir el vertido de 221.000 metros cúbicos de áridos del Lérez al oeste de Tambo. Para este colectivo este vertido junto a la isla sería algo así como «barrer por debaixo da alfombra», según indicó uno de sus portavoces, que prefirió guardar el anonimato.

El sector reclama que Portos haga con el Lérez lo mismo que la Autoridad Portuaria con los dragados de Marín, es decir, que se echen los áridos por fuera de la ría, en mar abierto. La exigencia de los navalleiros que es a día de hoy definitiva, supone un freno a la tramitación del dragado del Lérez. El no de dos cofradías de la ría forzará a Portos a un nuevo estudio de impacto ambiental, el rediseño del proyecto y la recomposición de la partida presupuestaria -va a salir más caro-.

Con este panorama, la licitación de los trabajos prevista después de diez años para el actual ejercicio seguirá sin ser realidad si el ente autonómico sigue invocando la unanimidad como única forma de ejecutar el dragado.

Las cofradías de Bueu y Portonovo aún no han comunicado a Portos esta decisión sobre unos trabajos que sí impulsan los pósitos de Lourizán, Raxó y Pontevedra. En el fondo de la ría consideran imprescindible el dragado del canal para recuperar la rentabilidad económica del río.

Los navalleiros no rechazan el dragado en sí, aunque desconfían de que remover los sedimentos pueda tarde o temprano liberar partículas contaminantes a la ría. A lo que se oponen con mayor firmeza es al punto de vertido en Tambo, porque temen que provoque la mortandad de la navaja y, por consiguiente, que se queden en el paro, o que se aumenten los episodios de toxina, y acaben igualmente a las listas del desempleo.

En la última reunión, Portos transmitió, a través de los patrones mayores, tres cuestiones. Admitió que un representante de este sector estuviese en la comisión de seguimiento de los trabajos y ofreció el pago de indemnizaciones si hay daños al recurso. Portos insistió en el vertido en Tambo y este punto es un escollo en el que naufragan sus pretensiones.

«Nós non estamos de acordo con que un fango de tipo B se depositen nesta zona, que fagan como co porto de Marín e non lle veríamos ningún problema», comentan desde el sector. En este aspecto los navalleiros se saben también apoyados por los bateeiros. Además, a la Xunta le recuerdan sus promesas: «Dixéronnos que mentres non haxa unanimidade no sector non se faría o dragado».

Portos defiende que su propuesta servirá para regenerar fondos cerca de la isla

El estudio de impacto ambiental que Portos expuso al público en enero contemplaba una doble intervención en la ría. Por un lado, se encuentra el dragado propiamente dicho, que permitiría la retirada de lodos y material orgánico depositados en el fondo del lecho fluvial y su desembocadura y que impiden el marisqueo. Por otro lado, se contempla la reutilización de estos áridos. Los sedimentos de mejor calidad, estimados en algo más de cien mil metros cúbicos se emplearán en la regeneración del banco marisquero de Campelo, depositándolos en este entorno y haciéndolo más productivo. El volumen restante, hasta más de 200.000 metros cúbicos, se depositarían en Tambo, en una zona degradada. Portos siempre ha asegurado que el fondo marino allí mejorará en calidad porque ese ámbito hoy por hoy es estéril.