Javier Maquieira ha cedido parte de su propiedad para la construcción de un tramo de acera en San Antoniño
06 jul 2016 . Actualizado a las 05:05 h.En San Antoniño no tendrán que volver a pisar la calzada para recorrer toda la villa. A la altura de la farmacia ubicada frente a la antigua casa consistorial existe un tramo sin acera que obliga a los peatones a bajar hasta el arcén, y de haber un coche aparcado, invadir la carretera general para volver a la zona peatonal. Javier Maquieira, cansado de la situación, y con unos padres ya en edad avanzada y que soportaban un difícil acceso a su propia casa, decidió tomar cartas en el asunto.
El Concello de Barro tenía proyectado pintar este tramo con línea amarilla, aunque la situación no convencía a Javier. «É que os coches seguirían parando máis que probablemente», afirma. «Ao estar ao lado da farmacia aparcarían aproveitando o oco, para parar cinco minutos. Un problema para a miña familia, eu mesmo, e claro, todos os transeúntes. Teríamos que adentrarnos igualmente na estrada».
«Prefiro perder un metro de xardín a atoparme con alguén morto diante da casa», explica Javier, que decidió ir a hablar personalmente con el Concello para comentar la posibilidad de ceder voluntariamente parte de su jardín para que San Antoniño no tuviera que volver a bajarse de la acera.
El equipo de gobierno recibió la propuesta con los brazos abiertos y tras diferentes negociaciones, trámites burocráticos y demás papeleos, el lunes por la noche aprobaban en pleno el proyecto de obra que permitiría un paso totalmente seguro por esta zona.
«Estou contento, principalmente, porque escoitaron a miña proposta e agora farase realidade», confiesa Javier. «Agora as persoas maiores coma meu pais, ou nais con carriños, ou calquera veciño, non terá que pisar unha estrada que todos sabemos a cantidade de tráfico que soporta».
Así, una pequeña cesión de metro y medio otorga a San Antoniño la gran seguridad vial que le faltaba.