Dos taxistas para un solo municipio

C. Pereiro BARRO / LA VOZ

BARRO

Ramón leiro

Barro solo dispone de dos licencias, señal del tambaleo de una profesión que la crisis azotó de lleno

07 jun 2016 . Actualizado a las 05:05 h.

La ciudad de Pontevedra cuenta con más de noventa licencias de taxi repartidas entre dos empresas diferentes. Alrededor de su ayuntamiento, el número desciende radicalmente. En casos como el de Barro, a cifras llamativas: solo dos taxistas para atender todo un municipio. Fue un sector castigado por la crisis, y que sigue en una constante cuerda floja. Cada taxista tiene su propia versión sobre lo ocurrido.

En el núcleo de San Antoniño, Barro, la parada se encuentra justo al lado del antiguo Concello. Normalmente está vacía. Sus dos trabajadores suelen ejercer su labor de chóferes en algún lado, por eso el teléfono móvil les es indispensable.

Pablo Castro estuvo trabajando como taxista en Pontevedra, antes de llegar a Barro. Reconoce que es una manera diferente de trabajar, con otros clientes y otros trayectos, aunque al haber tan poca competencia, puede permitirse decir «que pode vivir disto».

«Traballo todos os días», narra el taxista. «É o que hai que facer para poder sacar un soldo porque a crise notouse moito durante estes últimos anos. Agora todo o mundo ten a alguén que non traballa e o pode acercar. Falo dun neto, un fillo, un irmán...».

Beatriz García es la única competencia de Pablo, aunque la mujer reconoce entre risas que se llevan bien. Son muchas horas viéndose. Por las tardes no aparca su vehículo delante de la vieja casa consistorial porque dice que «non hai vida a partir do mediodía». Eso sí, el teléfono siempre encendido y con él encima, para atender cualquier llamada o urgencia que pueda surgir.

«Eu son feliz nesta profesión», dice la chófer. «Cheguei de casualidade, tras morrer meu pai e eu asumir os papeis do taxi mentres estudaba. Despois de 18 anos, aquí sigo, traballando».

Dice que lo peor de la crisis ha pasado y que últimamente vuelve a vivir mejor del negocio sobre ruedas. Eso sí, además de la crisis, otro factor que notó en su día fue la creación de la receta electrónica. «Antes sempre había traxectos os luns, mércores e venres, para a consulta. Agora xa non se ven tantos».

Ambos hablan de unos clientes en su mayoría jubilados o de la tercera edad, aunque no podrían establecer un porcentaje. Beatriz también nota el crecimiento del Camino de Santiago, al recibir llamadas de peregrinos que se han lesionado o cansado en extremo y requieren de sus servicios para llegar hasta el centro médico, el albergue municipal o la siguiente parada del Camino, Caldas.

Pocos clientes, muchos taxis

En Cuntis la situación es un poco más complicada. Los taxistas reconocen que ha habido tiempos mejores, pero que quizás sean demasiados para la oferta real que existe en la zona. Con todo, la villa termal es un lugar con mucho más movimiento debido al turismo de balnearios y los desplazamientos habituales entre Moraña y Caldas.