El último as de Santórum y su banda

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

A LAMA

Una de las embarcaciones ilegales decomidas en naves industriales gestionadas por Santórum y su organización.
Una de las embarcaciones ilegales decomidas en naves industriales gestionadas por Santórum y su organización. Cedida

Las planeadoras, a petición de su defensa, serán peritadas para intentar probar que su mal estado no les permitía navegar; la investigación revela que anularon la descarga 24 horas antes del día fijado

06 oct 2020 . Actualizado a las 15:24 h.

Juan Carlos Santórum conoció ya en la prisión de A Lama, tras cuatro meses huido, el último avance de su estrategia procesal para salir airoso del alijo de 3.824 kilos de cocaína del MV Karar (25 de abril, a 60 millas de las Rías Baixas). La tesis exculpatoria resulta idéntica a la de otros investigados, dado que comparten abogada, y se apuntala en lo que consideran falta de pruebas para relacionar el millonario porte decomisado con la flota de lanchas bajo el presunto control de Santórum. El relato añade que dichas embarcaciones -almacenadas en seis naves industriales repartidas por las Rías Baixas y también bajo el presunto control del arousano- no estaban listas para echarse al agua y navegar, de ahí que fuesen decomisadas en tierra. Lo siguiente, para hilarlo todo, fue solicitar una prueba pericial de las embarcaciones al juzgado número 3 de Vigo, que acordó realizarla, aunque todavía falta por asignarse el perito.

Los acusados confían en un informe concluyente que respalde que dichas planeadoras -algunas ilegales ya solo por sus vasta eslora- no estaban en condiciones de salir al Atlántico, y mucho menos adentrarse 60 millas. Eso, junto a la falta de motivación incriminatoria que ya permitió salir a casi todos de la cárcel, supone para Santórum, en su celda de A Lama, un motivo de esperanza. De lo contrario, de alcanzarse una sentencia condenatoria, el arousano se enfrenta a una pena de prisión superior a los 18 años. Pero la investigación -del Cuerpo Nacional de Policía y el Servicio de Vigilancia Aduanera- conoce las intenciones de Santórum y su banda, de ahí que a lo largo del procedimiento aporte más y más pruebas que dinamitan dicha tesis exculpatoria.

Para empezar: Santórum, sus allegados, naves y lanchas fueron sometidas a un marcaje policial, desde otoño del 2019, que se prolongó hasta la incautación del alijo en alta mar, ya el 25 de abril. Movimientos, pagos, viajes, conversaciones, reuniones, visitas a playas, uso de teléfonos satelitales... pruebas y más pruebas. Pero de repente, el 24 de abril, un día antes del abordaje del MV Karar, ya de noche, «a partir de las 23.17 horas, se observa que los investigados comienzan a deshacer su propio trabajo. Incluyendo el desechar el combustible que en la nave de O Vinquiño -Sanxenxo, considerado epicentro de la organización- guardaban en un depósito blanco de unos dos mil litros de capacidad».

 

Punto de inflexión

El súbito cambio de actitud pudo deberse a un soplo, lo que puede vincularse con la huida de Santórum poco antes de su arresto. También resulta llamativo que otro implicado esperase a los agentes en su casa con la puerta abierta, para evitar daños, y la maleta hecha. Existe la posibilidad de que la confesión saliese el aduanero detenido por trabajar con Santórum, aunque por su rango raso en Aduanas resulta difícil. Está por ver, si llegado el juicio, se aclara todo esto y desenmascara, si lo hubo, al responsable de la filtración. Otra posibilidad es que todo acabe en un nuevo expediente x del narcotráfico patrio. Lo único seguro es que la marcha atrás de los investigados, ya con el MV Karar muy cerca de Galicia, dejó rastro. Ya en la nave industrial de Vilagarcía, en Rubiáns, se confiscó otra lancha: «Embarcación a la que le sacaron el motor de cuajo serrando la fibra en una maniobra in extremis. Lo habitual es sacar cuatro tornillos y debido a la alta especialización de estos miembros en el mundo naval solo responde a un movimiento de desesperación por ser detectados».

Pero la prueba reina que permitiría cerrar el círculo procesal contra Santórum y el resto de imputados apareció también en la nave de O Vinquiño: «Una nota manuscrita con la inscripción “41 30 11 30” y una serie de letras y números. Inscripción que se corresponde con las coordenadas donde los lancheros debían encontrarse con el buque. Muy importante significar que coinciden plenamente con las encontradas en las cartas náuticas intervenidas en el puente del MV Karar». A mayores, un colombiano detenido en Madrid dentro de la investigación, guardaba en su casa un teléfono móvil que contactó con otro celular en posesión de un tripulante del MV Karar. Pese a todo, la defensa común ejercida por la abogada de Santórum presentó recientemente una petición de sobreseimiento a favor de varios de sus representados.