Los funcionarios pueden salir de la cárcel de A Lama tras levantarse el precinto por la alerta biológica

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

A LAMA

CAPOTILLO

Un equipo de Madrid acudirá al penal para custodiar la carta con polvos blancos que fue enviada al director de la prisión

20 dic 2018 . Actualizado a las 01:12 h.

La llegada de la cartera es un acontecimiento importante cada día en la prisión pontevedresa de A Lama. En el penal, donde viven unos 1.100 internos y trabajan medio millar de funcionarios y personal laboral, se reciben unas doscientas cartas todos los días, ya que es una de las fórmulas más importantes de comunicación entre los reclusos y sus familias. De ahí que se espere con ansia la llegada de la cartera.

Este miércoles, la importancia de ese correo traspasó los muros de la prisión. Se recibió una carta sospechosa que contenía polvos blancos, lo que obligó a activar la alerta biológica. Y, aunque por la noche parecía que se trataba de una falsa alarma, las fuentes oficiales indicaban que no podrán confirmar ese extremo hasta que los análisis arrojen resultados. Los funcionarios de las oficinas estuvieron aislados durante tres horas.

La cartera, como es habitual, llegó a A Lama a las diez de la mañana. La recibió, como siempre, un veterano funcionario que trabaja en los accesos a la prisión. Luego, el trabajador apartó las misivas para los internos y llevó hasta las oficinas las que eran para la dirección. Sobre las 12.45 horas, la secretaria abrió esos sobres y descubrió que una de las misivas que le enviaban al director, José Ángel Vázquez, contenía unos polvos blancos. Se activó entonces la alarma biológica y comenzó el protocolo de aislamiento en la zona de oficinas y en el acceso a la prisión.

Confinados en los despachos

Por teléfono, se fue avisando a los funcionarios de que no podían abandonar los despachos, de que cada uno debía quedarse en la estancia donde estaba. Se calcula que quedaron aislados al menos unos cuarenta trabajadores. Lógicamente, también se restringieron las entradas tanto a la zona de oficinas como a los accesos a la cárcel.

Mientras tanto, los vecinos de A Lama y Ponte Caldelas se quedaban anonadados viendo pasar hacia la prisión coches y más coches de la Guardia Civil con las luces y las sirenas conectadas y a toda velocidad. Desde Pontevedra viajaban hacia A Lama patrullas de la Unidad Especial de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la comandancia de Pontevedra, con conocimientos para hacer frente a una primera intervención por amenaza NRBQ (siglas de nuclear, radiológica, biológica y química).

Cuando llegaron los agentes, ataviados con trajes especiales para las amenazas NRBQ, entregaron también vestimentas de aislamiento a los dos funcionarios que tuvieron contacto con la carta sospechosa. Se les pidió que se cambiasen y metiesen su ropa en un cubo. Luego tuvieron que ducharse para completar las medidas descontaminantes.

Según contaban distintos funcionarios, dado que en el 2015 se vivió una situación idéntica y terminó en falsa alarma, ayer el ambiente era de calma. «No piensas que vaya a ser algo malo, porque si no no levantarías cabeza. Aquí no puedes andar con miedo nunca», reflexionaba uno de los trabajadores. Sobre las tres de la tarde se dejó salir a todos los funcionarios aislados.

Mientras tanto, desde la Subdelegación de Gobierno en Pontevedra señalaban que estaba en camino un equipo de la Guardia Civil de Madrid para custodiar la carta, ya que el de Pontevedra no está lo suficientemente especializado para ello. La subdelegación añadía que hasta que haya resultados de los análisis no se confirmará si es una falsa alarma. A media tarde, la normalidad volvió a la prisión, aunque se habían suspendido todos los vis a vis previstos para ayer.

Los sindicatos condenan lo ocurrido y lo desvinculan del conflicto laboral

«Sería demencial pensar que a alerta biolóxica de hoxe ten algo que ver co conflito laboral que se vive nas prisións. É unha tolería tan grande que non entendo nin que teñamos que pronunciarnos ao respecto, pero se fai falta, facémolo. É máis, condenamos totalmente o ocorrido. Nós somos traballadores e temos canles de protesta, pero nunca se nos ocorrería semellante barbaridade relacionada coa seguridade. Se alguén relaciona unha cousa coa outra é que non sabe de que vai iso». Así de contundente se pronunciaba ayer uno de los portavoces de Acaip, el sindicato mayoritario en la prisión de A Lama. Algo similar señalaban también fuentes de Comisiones Obreras.

La prisión de A Lama no está siendo ajena al conflicto laboral que se vive en las prisiones en el ámbito estatal. De hecho, el pasado 20 de noviembre los trabajadores, acompañados por funcionarios de otras prisiones gallegas, hicieron una demostración de fuerza en Pontevedra, manifestándose por las calles del centro. Cabe recordar que los trabajadores reclaman un incremento de las plantillas así como una mejora retributiva.

Enfermos en bloque

Por otro lado, esta semana la prisión fue noticia porque 28 funcionarios de A Lama faltaron en bloque a sus puestos alegando enfermedad. Fuentes sindicales negaron que se tratase de una huelga encubierta. Y la dirección del centro indicó que tuvo que reorganizar el servicio para garantizar la cobertura de las necesidades del centro.

A todo ello, al clima de tensión y a las ausencias por enfermedades se sumó ayer la carta sospechosa que puso patas arriba la jornada en la prisión, al igual que ocurrió en febrero del 2015 cuando también se recibió una carta con polvos blancos.