La mejora emprendida por el Concello estuvo empantanada un tiempo; ahora solo falta que se retire el cableado aéreo
10 abr 2018 . Actualizado a las 05:10 h.O Cabo, en Lourizán, es un sitio distinto. Lo es por numerosas razones, entre ellas su peculiar ubicación: conforma una especie de rincón pegado al mar al que, en nombre del progreso, le crecieron las «desfeitas» a su alrededor, tal y como le llama una vecina al hecho de que esté rodeado por la autovía, el puerto, la depuradora, las vías del tren... Es también un lugar singular porque, pese a quedar arrinconado por todas estas ruidosas infraestructuras, mantiene su porte. . A saber: el barrio lo forman el majestuoso edificio del colegio Sagrado Corazón, un moderno edificio que funciona como punto de control de marisqueo y un buen puñado de casitas de colores repartidas en callejuelas de traza irregular. Es un lugar coqueto, resultón pese a los desmanes con el recebo de cemento tan típico de Galicia, que, además, acaba de lavar la cara. ¿Por qué? Porque el Concello terminó una reforma que estuvo un tiempo empantanada y que ha dejado las calles casi irreconocibles.
La obra, que le costó a las arcas públicas 200.000 euros, le ha dado a O Cabo un pavimento uniforme. Todas las calles son ahora de cemento combinado con adoquín. El resultado no disgusta al vecindario: «No está nada mal, es mucho mejor esto que la gravilla», cuenta una vecina que es natural de A Lama y que hace unos años compró vivienda en este núcleo de Lourizán. «A mí me gusta, tardaron en hacerlo pero quedó bien», sentencia otra mujer que camina con prisa por la lluvia y porque le pesa el carrito de la compra que arrastra.
Lo mejor de O Cabo es que prácticamente se ve el mar desde cualquier punto. Además, con la reforma se abrieron más ventanas a la ría que tiene pegada el barrio. Lo cuenta Vicky, una vecina que nació en este lugar y que sigue residiendo en él: «A mí me gusta la obra que hicieron, se ve más el mar. Nosotros teníamos aquí una parra y muchas plantas, yo llegué a cuidar más de cien rosales ahí al lado del mar, ahora quedó todo despejado y casi mejor... se ve más la ría y hay menos trabajo», confiesa ella. Eso sí, no comulga con la barandilla de madera que pusieron en la zona del mirador: «Por ahí se cae un niño con facilidad, ya tuve que agarrar a uno por el jersey para que no se escurriese», indicaba ayer por la mañana, mientras planeaba contarle al alcalde sus impresiones en la visita que tenía previsto hacer el regidor a O Cabo a media tarde.
Supervisión de los trabajos
Sí, porque ayer fue día de visita institucional. Miembros del gobierno local, con Lores a la cabeza, se desplazaron hasta este punto de Lourizán para ver cómo habían quedado esos trabajos. Y el alcalde no pudo ser más expresivo: «
Estou moi contento co resultado final da actuación porque ten unha alta calidade urbana, nun barrio complexo»,
aseguró el mandatario nacionalista. Queda pendiente, tal y como remarcaban los vecinos, que las compañías de luz y teléfono retiren el cableado aéreo.