Ir al PortAmérica para estar en la pomada del verano: «Viene todo el mundo, detrás mía tengo a Tamar Novas»

María Hermida
María Hermida PORTAS / LA VOZ

PONTEVEDRA

Los estilismos de los asistentes al festival
Los estilismos de los asistentes al festival ADRIÁN BAÚLDE

El festival cada vez más grande, es mil veces más que música; desde gastronomía a artesanía o postureo, faltaría más

05 jul 2025 . Actualizado a las 20:59 h.

Decía una vez una de esas señoras de la jet en una revista del corazón que a las fiestas de Marbella había que ir para ver y sobre todo para ser visto. Salvando las considerables distancias, algo así está pasando con el PortAmérica. El festival es música. Sí. Pero no es solo música. Es gastronomía, es artesanía, es fiesta y es, por qué no decirlo, postureo. Si se quiere estar en la pomada del verano de las Rías Baixas, tan importante es colgar en las redes una foto en el Náutico de San Vicente como otra con la Azucreira de Portas de fondo que demuestre que se fue un festie en el Portamérica.

El festival, cada vez más grande y con más aforo (como diría un buen  gallego, aquí «moven os marcos» todos los años), llega este sábado a su fin. Y lo hace con uno de esos carteles donde hay cartas de todos los palos. De Duncan Dhu para los que necesitan que Cien gaviotas les diga que 50 tacos no son para tanto, a la maravilla sonora que es Travis Birds pasando por el incombustible Melendi y, por supuesto, la dosis imprescindible para los indies con Viva Suecia en la palestra. 

Pero más allá de la música, lo que quedaba claro este sábado nada más arrancar el festival es que aquí «viene todo el mundo». Al menos, todo el mundo que quiere estar en el epicentro del veraneo con más temperatura de Galicia. «Solo vine el sábado y me encontré a gente de todas partes, detrás mía está Tamar Novas», señala una joven que vive en Vigo pero reivindica su origen cambadés.

El sol sigue apretando fuerte este sábado en las Rías Baixas, pero el viento le ha echado un cable a los festivaleros y, aunque algunas chavalas están bailando como Marylin en Con faldas y a lo loco, se agradece el aire que todo lo levanta. Los únicos perjudicados por tanta ventolera son los sombreros de paja que regala la Diputación (después de hacer una cola contundente) y los abanicos preciosos de una artesana llamada Leticia que el viernes se agotaron y este sábado no tienen tanto tirón por eso del aire natural en movimiento. Aún así, el que quiera lucir sudaderas o cazadoras con un toque artesano chulo debería visitarla. A ella y a todos los que tienen puestos en el festival, como Olad, que con su estilo único te pone en las orejas una Arale para que vayas por la vida libre (y guapa).

Esto es el PortAmérica, gente encontrándose con gente. Besos, abrazos y vasos de plástico al viento para brindar por la vida. Que es de lo que se trata.