El pontevedrés que lleva ya cinco días sin poder salir de Irán: «Estame salvando que son da vella escola e traía bastantes cartos enriba»

PONTEVEDRA

A Foni Díaz le bajaron del avión por los bombardeos de Israel y permanece en un hotel que se quedó vacío. Espera órdenes de la embajada: «Eu prefería que me levaran para o edificio diplomático que estar aquí, é máis seguro», dice
18 jun 2025 . Actualizado a las 19:19 h.«Por mala sorte non teño moita novidade que contar, sigo igual, sen poder saír de aquí». Estas palabras son de Foni Díaz, un profesor jubilado de Pontevedra, de 62 años de edad, que lleva cinco días atrapado en Teherán, la capital de Irán, después de que le hiciesen desembarcar de un avión por los ataques de Israel sobre el cielo iraní. Este hombre, un aventurero en toda regla con más de cien países visitados, se marchaba ya del país iraní tras dos semanas haciendo turismo en solitario en esta tierra cuando los bombardeos hicieron que se cerrase el espacio aéreo y que, por tanto, su vuelo no pudiese despegar.
Desde entonces, tras tener que abandonar el avión de madrugada, está en una situación que podría calificarse de esperpéntica. Regresó al hotel en el que había estado alojado, pero el resto de los huéspedes se habían ido, el establecimiento cerró y ahora el único cliente de un complejo de seis plantas es Foni, que está únicamente acompañado por un retén de empleados, tres personas, que no hablan ni inglés ni español, solo persa. Así que la comunicación es difícil.
Foni reconoce que, aunque curtido en mil batallas y aventuras, sobre todo en sus reiterados viajes a los lugares más duros de África, donde el hambre y la sed mandan, nunca se había visto en unas circunstancias similares a las actuales. Contactó con la Embajada de España en Irán en el primer momento y le recomendaron que esperase a que le den instrucciones en el hotel, que no intente salir del país por su cuenta una vez que el espacio aéreo está cerrado. Pero él cree que lo más seguro sería que le diesen cabida en el propio edificio diplomático. Aún así, acata órdenes y espera como único huésped en ese alojamiento. «Eu preferiría estar na embaixada, penso que é máis seguro, pero dinme que siga aquí», apunta Foni, en una conversación telefónica que va y viene por la escasa cobertura que tiene en Teherán.
¿Cómo están siendo estos días? Foni reconoce que su familia, a miles de kilómetros, lo está llevando peor que él. «Eu vou tirando pero a miña familia si que está moi preocupada, por iso me gustaría saír canto antes de aquí», señala. Después de dos semanas de turismo por Irán que define como «moi fermosas e interesantes» en las que no se encontró a ningún ciudadano occidental, únicamente a un grupo de chinos y a visitantes del propio país, todo cambió a raíz de iniciarse los bombardeos, de los que no puede hablar por seguridad y precaución. Visitó ciudades como Persépolis o Yazd y el viernes 13 de junio tenía que volar hacia Georgia para seguir con su viaje tanto por ese nuevo país como por Armenia.
No pudo ser y desde entonces está atrapado en Teherán. Su gran suerte es que sobrevive porque llevaba dinero en efectivo, porque en el país ya no funcionan las tarjetas de crédito: «Estame salvando que son da vella escola e traía bastantes cartos enriba. Aínda teño para aguantar uns quince días máis, pero loxicamente quero saír de aquí canto antes se poida». Tiene que pagar a diario el hotel en moneda local, así que suele salir del alojamiento para ir cambiando pequeñas cantidades de dinero en el zoco. Aunque el restaurante del hotel, como casi todo, está cerrado, le sirven un desayuno amplio y para el resto del día compra víveres en algún sitio que va encontrando abierto y así tira.
Su meta es que la embajada le dé órdenes y puedan llevarlo en un medio de transporte alternativo al avión, seguramente en taxi o autobús, hasta una de las fronteras del país, que limita por tierra con Azerbaiyán, Armenia, Afganistán, Irak, Pakistán, Turquía y Turkmenistán. Su ilusión es llegar a Georgia, seguir con sus planes turísticos previstos ahí y poder coger el avión de vuelta a casa que tiene para dentro de quince días. Foni, retranqueiro a más no poder, señala que ante la situación que vive, el gran asidero es el humor. Así que espeta: «Os meus amigos vacílanme polo teléfono e dinme que vou acabar como Jack Nicholson en 'El resplandor'».