Vuelta al cole con tres hijas pequeñas: «Gastamos 800 euros solo en libros y el material básico. Lo veo exageradísimo»
PONTEVEDRA
Patricia acompañó a sus mellizas y su niña más chiquita a las Doroteas de Pontevedra en el inicio del curso. Iban con uniforme y ella señalaba. «No sé si eso sale o no más caro, pero elimina los berrinches para vestirse»
11 sep 2024 . Actualizado a las 15:46 h.Las tres hijas de Patricia Parada, una madre de familia numerosa de Pontevedra, tenían dos razones para estar nerviosas este miércoles 11 de septiembre. Empezaban el cole y además dos de ellas, que son mellizas, estaban de cumpleaños. «Son muchísimas cosas juntas, vienen muy, muy emocionadas», decía Patricia a las puertas del colegio, uno de los centros de educación concertada que hay en la ciudad de Lérez. Ya con las rapazas camino del aula, Patricia reflexionaba sobre lo que supone, en términos económicos, la vuelta al cole con tres hijas pequeñas que todavía no usan libros de texto del fondo de libros, ya que al estar en los primeros cursos tienen manuales de los que se escribe en ellos y que sí o sí hay que comprar. De ahí que se dispare el gasto: «Gastamos 800 euros en libros y el material básico. Lo veo exageradísimo», concluye esta madre pontevedresa.
Patricia, que es profesora de inglés en la escuela de idiomas de la ciudad del Lérez, está encantada de haber cumplido su sueño de tener una familia numerosa. Pero dice que las trabas con las que se encuentra son importantes, por ejemplo en el ámbito de la conciliación y, también, en cuanto a gastos. Cuenta que tras nacer las mellizas y pensar en tener más hijos ella prefería volver a vivir un parto gemelar: «Teníamos ya todo doble, las cunas, los carritos... y yo decía que ya era mejor tener dos otra vez. Pero al final vino una sola, nuestra pequeña, y fue todo muy bien también».
Cuando tocó elegir colegio para las mayores se decantaron por un centro concertado, por Las Doroteas, porque tenía horario de mañana y tarde y eso les venía mejor para conciliar: «Queríamos un centro con clase por la tarde y en los públicos no la había. Mi marido teletrabaja mañana y tarde en el sector de la banca, pero una semana al mes tiene que estar en Madrid y yo no siempre puedo estar por las tardes».
Apostar por un colegio concertado implicaba, entre otras cosas, la compra de uniformes. Patricia no tiene muy claro si eso implica gastar más o menos. Pero defiende la vestimenta del colegio por una razón práctica. «No sé si sale o no más caro, pero elimina los berrinches para vestirse cada día. Las mías salieron tiquismiquis para vestirse y ya peleo con ellas bastante los fines de semana», cuenta entre risas. Para abaratar los costes de los uniformes, además de reciclar ropa de una hija a otra, va a tiendas oulet a comprar aquellas prendas que no llevan el escudo del colegio y también busca ofertas para los zapatos. «Lo que sí o sí hay que cambiar cada año es el chándal, porque acaba completamente destrozado», indica.
De momento, ni este curso ni los anteriores tuvo ayuda para los libros por lo anteriormente dicho de que sus hijas, al estar en los cursos más bajos, todavía utilizan libros de los que no se reciclan porque escriben en ellos. Asimismo, tampoco cuenta con cheque para material escolar porque sobrepasa la renta máxima permitida para tener esa ayuda. Así que compró ambas cosas. «Fuimos a los pocos, buscando ofertas y tratando de dividir el gasto en varios meses, y aún así gastamos 800 euros ya. Y todavía empieza ahora el curso. Me parece muy exagerado para unas niñas tan pequeñas», indica.
Patricia está asociada a Agafan, la Asociación Galega de Familias Numerosas, y reconoce que esta entidad y las personas que la conforman son un apoyo fundamental. «La verdad es que hay gente muy solidaria y nos prestamos cosas, se recicla ropa u otras cosas entre nosotros... es una maravilla. Además la asociación me ayudó muchísimo con temas de conciliación y con otras cuestiones», señala. Luego piensa ya en que en unas horas tendrá de nuevo a sus tres niñas en casa, con muchas historias que contar tras el primer día de clase. Tocará escucharlas. Y soplar las velas. Porque el 11 de septiembre no es, desde luego, un día cualquiera en esta familia de Pontevedra.