De sumiller de Pepe Solla a recuperar la última cafetería de la plaza de A Ferrería de Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ismael López, en la puerta de su nuevo local en la plaza de A Ferrería
Ismael López, en la puerta de su nuevo local en la plaza de A Ferrería Ramón Leiro

Ismael López abrirá el emblemático local «como una pop-up» antes de acometer en otoño una reforma

05 sep 2024 . Actualizado a las 17:08 h.

Después de siete años cerrada, la cafetería San Francisco, en A Ferrería, volverá a subir su verja. Con esa reapertura se completará la oferta hostelera de una plaza en la que también acaba de echar a andar el Carabela. Estos días es casi imposible que Ismael López saque unos minutos para descansar. A finales del 2023 dejó su trabajo como sumiller en Casa Solla para emprender un proyecto que le fascina. Arrancar en solitario en un local como el que está en el bajo del edificio Pirsa era una oportunidad que no podía desperdiciar. Dijo sí tan pronto cruzó el umbral de la puerta. Sabía que era un reto. Pero él tiene sus planes para sacarla adelante. «Se qué es un riesgo, pero la seguridad que tengo lo contrarresta», advierte.

La sobriedad de la antigua cafetería con muebles en madera y enormes lámparas se mantendrá en esta primera etapa. Y es que puede decirse que este local tendrá dos reaperturas, la primera prevista para este verano y la otra, en otoño. Ismael, que lleva desde que era un crío trabajando en el sector, tiene las ideas más que claras de lo que quiere hacer en A Ferrería. «Esta primera apertura será como una especie de pop-up store en la que mantendremos la imagen actual», explica López, que quiere que los pontevedreses se despidan del San Francisco que tenían en su cabeza y que tuvo que cerrar de forma abrupta en el 2017.

Durante unos meses, el local evocará esos recuerdos a quien cruce el umbral de lo que fue un bibliobar, aunque contará con alguna pequeña modificación para ganar luz. Más tarde volverá a cerrar para completar la reforma que tiene en su cabeza desde hace un tiempo. «En esa preapertura podremos también ver qué necesidades tiene el local», explica Ismael. Cafés, vinos o cerveza y una pequeña carta de tapas y raciones serán la oferta gastronómica de esta nueva etapa.

Un local muy grande

López está acostumbrado a trabajar. Es la primera vez que se pone al frente de un local de esta envergadura. ¿Miedo? Ninguno. «Tengo muchas ganas e ilusión de ver si puedo sacar adelante un negocio por mi cuenta. Este trabajo me gusta y sobre todo, lo disfruto», reconoce Ismael, que aunque nació en Padrón hace 34 años se siente pontevedrés de adopción y de corazón. Una de las cosas que más disfruta detrás de la barra es el trato con el cliente. «Me gusta ver la recompensa en el momento, ver que se van felices y agradecidos. No es como un arquitecto que hace una obra y ve el resultado a largo plazo. Esto es al instante», apunta este hostelero. Sabe que igual que llegan los aplausos, hay veces que también se puede encontrar con reacciones menos satisfactorias. «Es un trabajo sacrificado, pero intento ver la parte positiva de todo lo que hago», recalca Ismael López. Después de media vida trabajando en hostelería, la última etapa y una de las más fructíferas fue como sumiller de Pepe Solla. Reconoce que junto al cocinero con una estrella Michelin aprendió mucho, pero si tuviera que quedarse con algo, no lo duda. «Yo llevaba años trabajando, pero él me ayudó a interpretar a los clientes», indica con orgullo.

Ahora pasará de empleado a jefe y tendrá bajo su mando a un equipo de una veintena de profesionales. Aún no tiene fecha para esa primera apertura efímera ni para la siguiente, pero tiene claro que irán abriendo el local de forma gradual para poder adaptarse a las expectativas que genera la que fue una de las cafeterías más lujosas de la ciudad.