Lucía Rodríguez, jugadora del Bádminton Ravachol Pontevedra: «Mi objetivo es estar en los Juegos de Los Ángeles dentro de cuatro años»
PONTEVEDRA
Con tan solo 20 años ya es campeona europea en dobles de bádminton
12 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Lucía Rodríguez lleva toda la vida dedicándose al bádminton. Número uno mundial en dobles júnior, campeona europea en dobles, ya cuenta con un palmarés intachable y su proyección a futuro es más que positiva. Esta temporada volverá a jugar en el Club Bádminton Ravachol Pontevedra, a donde llega con las aspiraciones más altas.
—¿Cómo llega el bádminton a su vida y cómo fue ese primer contacto?
—Tenía siete años y antes hacía taekuondo en mi colegio y cuando se quitó me quería meter en otro deporte porque era muy inquieta, y salió bádminton. Empecé a ir allí una vez a la semana, me gustó y empecé a jugar por el club del Salvaterra y fui poco a poco entrenando más y más.
—Pros y contras del bádminton
—Yo diría que los contras es todo lo que te pierdes al tener poco tiempo libre. Cuando empecé a competir y a entrenar por las tardes no podía ir con mi grupo de amigos y me daba pena. Fastidia un poco no poder hacer lo mismo que todos, pero por otro lado ganas muchos amigos de fuera, ganas muchas experiencias que con tu edad casi nadie tiene y aprendes a ser más independiente, a prepararte tus cosas como la mochila, tener todo ordenado…
—¿Cómo se gestiona la presión de «promesa del bádminton»?
—En Galicia, Rafa Vázquez, Pablo Méndez y mis padres, que son personas muy humildes, me inculcaron esos valores de que aunque te pongan como la mejor o una súper estrella, siempre hay que tener los pies en el suelo y entrenar todavía más fuerte.
—¿Qué torneo recuerda con más cariño?
—El europeo júnior para mi fue el más bonito porque ganamos el oro, pero el de equipos femenino que quedamos segundas lo recuerdo súper divertido. Lo pasamos genial durante la semana y nos apoyamos todas entre todas.
—¿A nivel deportivo cuáles son sus grandes objetivos?
—El sueño de cualquier deportista es ir a los Juegos Olímpicos representando a tu país. Es una meta muy complicada sobretodo en dobles, que es la categoría que juego yo, porque en vez de clasificarse 32 personas como en individual, se clasifican solo 16 parejas, y eso conlleva estar top 30 mundial en el ránking. El objetivo es poder estar en Los Ángeles en cuatro años, pero si no se puede, a la siguiente lo intentaremos.
—¿Cómo se prepara la parte mental?
—Contamos con psicólogos aquí en Madrid, pero en Galicia también tenía, nos ayudan mucho a por ejemplo cuando no estás cómodo jugando o cuando no salen bien las cosas en un torneo después de pasarte días entrenando… Estar con un psicólogo te ayuda a poder rendir mejor porque te da herramientas para estar más concentrada, para gestionar mejor el tiempo y para no entrar en una montaña rusa.
«Cuando vi lo que le pasó a Carolina Marín en Paris me puse a llorar»
Carolina Marín es el espejo en el que se mira cualquier jugador de bádminton en España.
—Es usted admiradora de Carolina Marín, ¿qué es lo que más le gusta de ella?
—Que es una luchadora en la pista, que nunca da nada por perdido, su actitud de guerrera, se ve que impone en la pista, no se le ve pequeñita, y eso es lo principal, pero además, el poder verla entrenar en Madrid todos los días es increíble. Ver la intensidad que le pone a todo, ver lo duros que son sus entrenamientos y como los aguanta, eso motiva mucho.
—¿Cómo vivió lo que le pasó a Carolina en los Juegos Olímpicos?
—Estaba viendo el partido con mis padres y el resto de los compañeros también lo estaban viendo en sus casas, y cuando vi lo que le pasó me puse a llorar y mi madre también, supongo que a más gente. Ya no es algo que le haya pasado una vez sino que es la tercera vez que le pasa en las rodillas que es algo muy duro. Además, en un momento que ya tenía prácticamente el partido ganado, se iba a meter en la final que era su objetivo y ganar el oro en París, y que justo en ese momento le pasara eso fue muy frustrante, no solo para ella sino para todos que la vimos trabajar todos estos años para que le pase eso, es muy injusto.