Prisión para el ladrón que puso en jaque a los comerciantes del casco histórico de Pontevedra a finales del 2021
PONTEVEDRA
A lo largo de cuatro meses, el pontevedrés protagonizó ocho asaltos, fue detenido dos veces y puesto en libertad otras tantas
29 feb 2024 . Actualizado a las 15:18 h.De complexión delgada y alto. Así dibujaban a finales del 2021 al pontevedrés de 33 años que puso en jaque a los comerciantes y hosteleros, principalmente, del casco histórico de la Boa Vila al protagonizar una oleada de asaltos en toda clase de negocios. Y es que, en apenas cuatro meses, se pudo vincular su figura con ocho robos, consumados o en grado de tentativa, ocurridos en poco menos de cuatro meses.
El sospechoso acaba de aceptar una pena de dos años y medio de prisión. Aunque la condena en sí es firme, la sentencia es recurrible en relación exclusivamente a que no se acuerda la suspensión de la pena de cárcel, con lo que el acusado deberá ingresar en un centro penitenciario.
Las andanzas de este individuo comenzaron la madrugada del 15 de noviembre del 2021 con el desvalijamiento de O Peirao do Rogelio, en Combarro. Tras saltar el muro de piedra que rodea el local, rompió el candado de una contraventana de madera y accedió a su interior apoderándose de 2.500 euros y cuatro décimos de Lotería de Navidad. Además, causó daños valorados por encima de los mil euros.
No pasó mucho tiempo hasta que volvió a hacer de las suyas. Así, en la madrugada del 1 de diciembre, intentó violentar la puerta de una tienda de ropa de la calle Manuel Quiroga. Frustrado por no lograr su objetivo, optó por romper el cristal de la misma y, una vez dentro, sustrajo un abrigo de mujer valorado en 895 euros para, acto seguido, abandonar el negocio.
Sin embargo, a los pocos minutos se lo pensó dos veces y regresó al establecimiento para llevarse los dos mil euros de la caja registradora.
Cinco días más tarde, y también de madrugada, actuó en los soportales de A Ferrería, donde intentó acceder, en un primer momento, a una pizzería. No lo consiguió y probó suerte con un segundo negocio, que al estar equipado con un cristal de seguridad frustró todas sus esperanzas. Es por ello que decidió regresar al mismo escenario del robo del 1 de diciembre, donde, de nuevo, rompió el cristal de la puerta para robar quinientos euros de la caja registradora.
El pontevedrés fue arrestado el 10 de diciembre, si bien, veinticuatro horas más tarde, quedó en libertad provisional. Esto le permitió volver a las andadas apenas seis días más tarde. En esta ocasión, el objetivo fue un bar de la calle Luis Otero donde forzó la puerta lateral metálica que da a la terraza para acceder a su interior y arrancar un televisor de 42 pulgadas que estaba anclado en la pared de la fachada.
Se marchó, pero no le convenció el botín y a los pocos minutos regresó a este negocio para llevarse 270 euros de la registradora abandonando el lugar al activarse la alarma.
Segundo arresto
Minutos después, agentes de la Policía Nacional recuperaron en una vivienda próxima que era frecuentada por el sospechoso el soporte de anclaje del televisor, pero no así el propio aparato que no ha sido recuperado.
Por este hecho, fue arrestado el 1 de febrero del 2022 y, nuevamente, fue puesto en libertad provisional al día siguiente.
Ya el 28 de febrero, se desplazó a una cafetería de la avenida de Vigo cuya puerta de acceso apalancó hasta desplazar de su emplazamiento el poste derecho que hace de guía de la verja exterior. Acto seguido, rompió el cristal de la entrada y robó el cafetín portamonedas de la caja registradora, que contenía 40 euros, y el bote de propinas.
A principios del mes marzo, de nuevo, puso su atención en una cafetería, en este caso del centro de Pontevedra, donde forzó el cajetín de apertura de la persiana eléctrica para, de este modo, poder levantar la misma y adentrarse en su interior. En esta ocasión, hizo suya la caja registradora valorada en 850 euros, así como los mil euros en efectivo que contenía.
Entre el 9 y el 10 de este mismo mes, el pontevedrés, tras retirar los cristales abatibles de ventilación de una cristalera situada en la fachada a unos 2,2 metros de altura, entró en un bar de General Martitegui: «Registró la zona de la barra y abrió la caja registradora que estaba vacía, abandonando el lugar al accionarse la alarma sin que llegase a apoderarse de nada».
Mejor suerte corrió el 11 de marzo con el últimos de los robos por los que ha sido condenado y que tuvo como escenario un hotel de casco urbano. En esta ocasión, volvió a dejar muestra de su agilidad para, «tras subirse a una fuente pública situada junto a la fachada principal, accedió a través de una ventana a la oficina de la recepción», lo que le permitió acceder al cajón donde se guardaban 813,25 euros.