Catas para buscar los cimientos de la ermita de A Lanzada

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

PONTEVEDRA

Aspecto actual de la ermita de A Lanzada, en fase de rehabilitación
Aspecto actual de la ermita de A Lanzada, en fase de rehabilitación M.G.

Los restauradores volverán a aplicar pasta contra la sal al ábside

20 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuatro catas arqueológicas, tres metros por uno, en cada una de las fachadas de la ermita de A Lanzada, en Sanxenxo, aspiran a aportar información que sirva para conocer el proceso de cimentación de este templo medieval y, de paso, servir a los especialistas de clave para saber cómo está la parte que no se ve del edificio. Las catas comenzaron este martes, dentro de la actuación impulsada por la Consellería de Cultura para recuperar y consolidar el templo más famoso de la ría de Pontevedra y, sin duda, uno de los de mayor popularidad de la Galicia costera.

Óscar Arias, de la empresa Parteluz, la encargada de los trabajos de limpieza de las paredes exteriores del templo y de su tejado, explicó que no se sabe qué podría descubrirse, vista la acumulación de capas históricas en este recinto. Cree que, por su ubicación, podría servir para aportar «información relacionada con la fortaleza». Y es que la ermita formó parte del sistema constructivo que se levantó en este ámbito durante el Medievo, cuando se construyó un castillo con varias torres, de las que solo queda una.

Estudio eólico pendiente

El equipo de restauradores también dispone de los resultados de la primera capa de una sustancia especial aplicada a las paredes externas del ábside y destinada a extraer las sales que provocan el deterioro de la piedra.

Arias apuntó que el objetivo es conseguir reducir esta proporción de sales hasta los 100 microsiemens, pero que este objetivo aún está lejos, por lo que, aunque se puso una primera capa la semana pasada, será necesario volver a hacerlo al menos una vez más. Antes de este tratamiento la media del impacto de estas sales eran de mil microsiemens, una proporción exageradamente elevada. Ahora este porcentaje ha bajado a los 400, pero aún está lejos de la meta deseable para poder echarle a las fachadas silicato de etilo, la sustancia destinada a consolidar la piedra e intentar frenar así su deterioro.

Los técnicos dan por sentado que las sales volverán a afectar con el tiempo la piedra, pero se intentará minimizar su impacto. El problema mayor que existe ahora mismo es determinar qué está provocando que la erosión sea mucho mayor en el ábside que en el resto del templo. Otra empresa, también tutelada por Cultura, va a realizar un estudio eólico para ver cómo el viento está dañando la ermita y, a partir de sus conclusiones, ver qué posibles líneas de actuación se pueden realizar para el futuro.