«En Galicia respetamos al difunto. Si la familia sabe que quería donar sus órganos, no se niega»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Puesto de Adrovi en Pontevedra, con Celso García, presidente de la entidad, a la izquierda.
Puesto de Adrovi en Pontevedra, con Celso García, presidente de la entidad, a la izquierda. CAPOTILLO

Celso García, presidente de una de las entidades gallegas que fomentan la donación de órganos, explica a pie de calle y con paciencia infinita cómo se tramita la tarjeta de donante y qué significado tiene

07 sep 2023 . Actualizado a las 09:21 h.

De forma incansable, sin pausa, distintas asociaciones trabajan a diario en Galicia para que la ciudadanía tome conciencia de la importancia de ser donante de sangre, órganos y tejidos. Muchas de esas entidades, como la Hermandad de Donantes de Sangre de Vigo y Pontevedra y la Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo (Adrovi) lo hacen a pie de calle, ofreciendo a quien pasa por delante de su puesto la opción de tramitar la tarjeta que lo acredita como potencial donante. La semana pasada, llevaron su campaña hasta el corazón de Pontevedra. Ahí estaba Celso García, presidente de Adrovi, que aseguraba que hacerse potencial donante de órganos es un trámite que se cumplimenta en dos minutos y que sin embargo puede llegar a cambiar muchas vidas. No necesitaba contarle más a Alba y a Sergio, una pareja de la ciudad de 27 años, que tras donar sangre rellenaron el formulario para hacer la tarjeta de ADOS, es decir, de la Axencia de Donación de Órganos e Sangue de Galicia, y señalaban: «¿Por qué no hacerlo, si cuando la palmas no necesitas nada? Si tus órganos pueden servir para alguien, qué mejor».

A su lado, Celso García, que lleva 25 años viviendo con un hígado que le donaron, asentía con la cabeza. Y respondía a todas las preguntas posibles sobre la donación. Para empezar, explicaba que, efectivamente, al igual que hicieron Alba y Sergio en Pontevedra, tramitar la tarjeta de donante de órganos es muy sencillo. Basta con aportar unos datos personales y el Sergas se encarga de enviarla a casa. Ellos la hicieron a pie de calle, gracias a la campaña de Adrovi, pero también se puede tramitar de forma continua a través de Internet, en la página de ADOS. En caso de duda, se pueden resolver consultas en el número de teléfono 881 542 863.

¿A qué te compromete esta tarjeta? A nada, realmente. La tarjeta solo es una forma de acreditar la voluntad de cada persona de que quiere donar sus órganos. Pero no tiene validez legal. De hecho, si uno cambia de opinión la puede romper sin más. Es muy importante que, además de contar con ese cartón del Sergas, se le comunique a la familia la voluntad de ser donante de órganos en caso de fallecimiento. ¿Por qué? Porque la tarjeta no tiene validez legal y, en caso de que la persona muera y sus órganos sean susceptibles de ser trasplantados, es su familia la que va a decidir si los dona o no. Ahí llega la pregunta del millón. Se le plantea a Celso García, y señala: «Es cierto que son los familiares los que deciden, pero en Galicia respetamos mucho al difunto. Si dijo que quería donar, la familia no se niega. No es algo que ocurra de forma frecuente, se tiene mucho respeto». También puede pasar que la persona no haya tramitado la tarjeta y que la familia decida igualmente que dona sus órganos. 

Celso García señala que en Galicia hay unas 130.000 personas con tarjeta de donante de órganos y que en una mañana a pie de calle como la de hace unos días en Pontevedra pueden llegar a tramitarse unas treinta. «La gente suele responder bastante bien, porque sabe que esto solamente es expresar una voluntad», dice García. Ciertamente, como señalan desde ADOS, si una persona quiere que su voluntad de donar órganos (en caso de que fuesen servibles tras su fallecimiento) tenga validez legal no le llegaría con esta tarjeta. En Galicia existe un registro de Instruccións Previas, en el que las personas mayores de edad pueden manifestar anticipadamente su voluntad sobre aquellas actuaciones médicas que quieren o no recibir y sobre el destino de su cuerpo, órganos y tejidos, con el fin de que sean respetados y cumplidos. 

Bastan cinco minutos a pie del puesto de Adrovi para entender la importancia de fomentar la donación. Porque, en realidad, son muy pocos los órganos que pueden ser donados tras una muerte. Para empezar, hay que fallecer en un hospital, habitualmente en la unidad de cuidados intensivos. Y, de los óbitos que se producen en esas circunstancias, se calcula que solamente entre el 1 y el 2 % son susceptibles de convertirse en donantes. ¿Por qué? Porque es necesario que la muerte sea debida a lesiones cerebrales irreversibles y que se cumplan los criterios legales de muerte cerebral, que son muy estrictos. También pueden donar algunas personas que sufren paradas cardíacas no recuperables.