Alcaldes del PP dan por hecho que Luis López será el presidente de la Diputación de Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

Luis López, a la izquierda, y Marta Fernández Tapias, a la derecha, los dos candidatos que entraron en las quinielas para la Diputación.
Luis López, a la izquierda, y Marta Fernández Tapias, a la derecha, los dos candidatos que entraron en las quinielas para la Diputación. CAPOTILLO

Mandatarios populares creen que el delegado pontevedrés de la Xunta es la persona «con mellor talante» y él insiste en que por ahora «seguimos co baile de nomes»

06 jun 2023 . Actualizado a las 17:01 h.

Luis López, Lugués para todos los que tienen trato con él en honor de su apodo familiar, presume de ser hombre de aldea. Y lo es. Nació, se crio y se hizo político en Fornas, una aldea de la parroquia de San Salvador del municipio pontevedrés de Rodeiro; un lugar lejos de la capital provincial, a casi cien kilómetros de Pontevedra, pero privilegiadamente ubicado en el mapa gallego. Porque sí, Rodeiro está en el medio y medio de Galicia. Y esa condición de centro de la diana de su pueblo natal parece habérsele pegado a este licenciado en Derecho que tenía que ir con las vacas cuando volvía del colegio. Porque hace un tiempo que todos los puestos relevantes del PP en la provincia de Pontevedra pasan por él, ungido desde hace años por su amistad con Alfonso Rueda y alcaldes conocidos y reconocidos como el lalinense José Crespo. Ahora, contra todo pronóstico, parece que Luis López entra con fuerza en las quinielas para ser presidente de la Diputación de Pontevedra, debido en gran parte a su esfuerzo por coser equipos potentes para afrontar las municipales en todos los rincones de la provincia. Alcaldes con peso importante en la provincia pontevedresa dan por hecho su nombramiento. Es más, se llevarían un buen disgusto si Rueda se decantase finalmente por otra opción, máxime si viene de Vigo y lleva el nombre de Marta Fernández Tapias

Luis López, de 45 años, con pareja y dos hijos, se bregó largamente en la política municipal, en su concello de Rodeiro. Entró como concejal en el año 2003, llevando las carteras de Deportes, Juventud y Cultura. Se convirtió en el hombre fuerte del PP de Rodeiro en los años más difíciles para el partido en este territorio, cuando pasó por la oposición tras décadas en el poder. En el 2011, recuperó la alcaldía para los conservadores, aunque no lo hizo con la mayoría absoluta que sí le otorgaron las urnas en el 2015 y que revalidó en el 2019. A partir de ahí, dio un salto a lo grande. En el 2021 dejó la alcaldía para ser delegado territorial de la Xunta. Su entrada triunfal en la capital y en el PP provincial se redondeó el año pasado, cuando la marcha de Núñez Feijoo a Madrid precipitó las cosas, Rueda se fue a la Xunta y él acabó sustituyéndole como comandante del Partido Popular en la provincia pontevedresa. Desde entonces, su carácter campechano, la cercanía que exhibe absolutamente en todas las ocasiones, le hicieron merecedor del adjetivo de riquiño incluso entre los alcaldes de izquierdas a los que recibe en su despacho del edificio administrativo de la Xunta, donde cruza la puerta saludando por el nombre a los trabajadores de seguridad para hablar luego con todas y cada una de las personas con las que se cruza hasta que llega a su habitáculo con vistas a la ría. 

Las municipales del pasado 28 de mayo eran su primera gran prueba de fuego y la pasó con nota. Los resultados acompañaron a lo largo y ancho de la provincia (con permiso de Vigo,) incluso en plazas urbanas en las que los números no parecían darle a la derecha, como en Pontevedra o Vilagarcía, donde no gobernarán pero le hicieron daño a los gobiernos locales aupándose como la lista más votada en ambos casos. Y, aunque la sombra de Abel Caballero sea alargada, la euforia con la que terminó Luis López la noche electoral se evidenció en un hecho: convocó de improviso una rueda de prensa pasada la una de la madrugada para confirmar que el PP recuperaba la Diputación de Pontevedra.

Con los pinchos bailando sobre las mesas y acompañado de su núcleo duro en el PP provincial, la exalcaldesa de Moraña, Luisa Piñeiro, y el hasta ahora portavoz de los conservadores en la Diputación, Jorge Cubela, Luis López puso en valor los resultados electorales y, al ser preguntado por quién sería el sustituto de Carmela Silva, tiró de un clásico: «No PP hai banquillo suficiente». Y también exclamó, con una expresión tan espontánea que casi parece imposible que fuese meditada, la siguiente frase: «¡Eu non podo ser!». Citando acto seguido que para encabezar la Diputación hay que ser concejal y él había concurrido como último suplente de la lista del PP de Rodeiro, así que no lo era. Todos los reunidos le compraron su argumento porque, realmente, lo pronunció con una seguridad asombrosa para luego, mientras ofrecía tortillas y canapés a los periodistas, insistir en que él es un hombre cercano y amable pero «tremendamente prudente»

Han pasado nueve días desde que Luis López decía con total franqueza que él no podía ser presidente de la Diputación. ¿Qué ocurrió desde entonces? Aunque de cara a la galería no hay ni un solo reproche, fuentes del PP admiten un pulso entre Pontevedra y Vigo o, mejor aún, en estos tiempos que todo lo vintage está de moda, una recuperación de la clásica guerra de boinas y birretes en las filas conservadoras. De la parte de la boina, presionando para que Luis López sea presidente de la Diputación, se posicionarían alcaldes de la zona de Pontevedra y de Deza-Tabeirós con peso en el partido. Y quizás también de O Salnés, donde ahora vive Luis López y donde estuvo en primera línea confeccionando listas. Y, de la parte del birrete, los conservadores vigueses tratando de aupar a la Diputación a Marta Fernández Tapias

A falta de que el propio Luis López, que este martes paró su agenda por un problema familiar y que por mensaje insistía en que de momento «seguimos cun baile de nomes», confirme si será o no presidente de la Diputación o de que su partido lo haga, alcaldes con peso tanto en la estructura del partido como en la institución provincial dan por hecho su nombramiento. Es más,a  muchos de ellos, que en su día criticaron que una entidad como la Diputación, pensada para sostener a los concellos más pequeños, la presidiese alguien de la ciudad más poblada de la provincia (en referencia a Carmela Silva), parece que no les sentaría bien que el PP siguiese la misma estela. Algunos, sin dar nombre, incluso pedían esta mañana que se evidenciase en los medios que «para moitos alcaldes da provincia Lugués ten o mellor talante para este posto». 

Luis López, abrazando al candidato de Pontevedra y amigo suyo, Rafa Domínguez, en la madrugada electoral.
Luis López, abrazando al candidato de Pontevedra y amigo suyo, Rafa Domínguez, en la madrugada electoral. CAPOTILLO

¿Puede Luis López ser presidente sin haber sido elegido concejal el día 28M? Claro que puede, porque casualmente o no plasmó su nombre en el último puesto de la lista del PP de Rodeiro, como suplente y en el número 21. Entonces parecía un gesto simbólico, de amistad con la candidata, que su día fue su teniente de alcalde. Pero quizás también fuese una forma de curarse en salud. Las urnas de otorgaron al PP cinco concejales en ese municipio, lo que significa que perdieron la mayoría absoluta y que el presidente del PP provincial se llevó un chasco en su tierra la noche en la misma noche en la que recuperó la Diputación. Reconocía él que el 28M se dio «un minuto» para pensar en lo perdido en Rodeiro y entristecerse por los suyos, pero que su característica y permanente sonrisa enseguida se dibujó de nuevo en su cara porque las alegrías no dejaban de llegar de las cuatro esquinas de la provincia, para redondear la faena con la recuperación de la Diputación.

Así, para que él sea presidente de la Diputación solo tienen que suceder dos cosas. Uno de los cinco concejales electos por el PP de Rodeiro no puede tomar posesión, algo bastante sencillo porque uno de los elegidos es su hermano, Jesús López, y los demás «moi bos amigos», como siempre los describe él mismo. Y, a mayores, también tendrían que renunciar en cascada un total de 16 personas para que corriese la lista y él, pese a ir de suplente y en el número 21, entrase en la corporación como llave para luego poder optar a ser presidente provincial. Eso dejaría al PP de Rodeiro en una situación un poco estrambótica, sin recambio si luego alguien dimite. Ni en la junta electoral provincial son capaces de descifrar qué ocurriría si se diese esa tesitura. De todas formas, que un concello de 2.500 habitantes escondido en el interior de la provincia donde el PP parece enfilado a estar en la oposición se quede sin recambios no pinta que le vaya a quitar el sueño a los populares. 

Si los pronósticos y deseos en voz alta de distintos alcaldes pontevedreses se cumplen y López llega a la dirección provincial, habrá que creer en la capacidad de visionario de un internauta que hace solo un par de semanas pasaba por un simple iluso o bromista. Este hombre, simpatizante del PP, le decía en Facebook a Luis López: «Hay que apoyar vuestra lista de Rodeiro hasta que entres tú, que vas de 21, aunque solo se elijan 11 concejales». Pues parece que algo de eso había. O que hay ahora.