Los geólogos certifican que las cuevas costeras de Ons las originó la lluvia y no la erosión del mar

Marcos Gago Otero
marcos gago BUEU / LA VOZ

PONTEVEDRA

Las cavidades investigadas avalan un pasado de la isla unido al continente

05 jun 2023 . Actualizado a las 12:10 h.

La entrada a las cuevas costeras de Coliño y Galilleiro, en la cara este de Ons, se hace mejor en bajamar, cuando la marea se ha retirado y se puede acceder a pie. Son dos de las cavidades distribuidas por el litoral de acantilados de la isla buenense. Durante mucho tiempo se pensó que eran furnas, creadas por la erosión del Atlántico, pero hoy se sabe que su origen no está en la acción de las olas. El mar custodia su entrada, cual celoso guardián, pero no tuvo nada que ver con su creación, es más, ni siquiera llega a tocar la parte más al interior de sus galerías. Suena a contradicción, pero no lo es.

Las cuevas submarinas o semisumergidas de la costa de Ons no tienen su origen en la erosión del mar, sino en la acción del agua de lluvia que se filtró por fracturas en el suelo durante milenios y que, por arrastre de materiales, creó estas cavidades. En aquella época remota, la isla no era tal sino solo una montaña en un valle fluvial, la ría no existía y la línea de costa estaba a muchos kilómetros al oeste.

Los depósitos de sedimentos de Coliño y Galilleiro son una de las pruebas de ese pasado de Ons unida al continente. Esta es una de las conclusiones iniciales de un estudio incluido en el proyecto Sentinela, una programa que integra a los arqueólogos del GEATT de la UVigo, a los geólogos de la UDC y que cuenta con la colaboración del grupo espeleológico vigués Cetra.

Depósito de cantos rodados en la cueva de Coliño, que demuestra que hace 135.000 años el mar estaba ocho metros por encima de su nivel actual
Depósito de cantos rodados en la cueva de Coliño, que demuestra que hace 135.000 años el mar estaba ocho metros por encima de su nivel actual PARQUE NACIONAL ILLAS ATLÁNTICAS DE GALICIA

El catedrático de Geología de la Universidade da Coruña, Juan Ramón Vidal Romaní, explica: «Hasta ahora se pensaba que las islas eran de origen marino pero eso suponía un problema importante, porque si su origen es marino, sus depósitos sedimentarios también tendrían que serlo». Cuando los especialistas entraron en las grutas y las vieron, descubrieron que no era así. «Podemos afirmar con total seguridad que son cuevas continentales, que ahora están invadidas por el mar».

Depósitos continentales

Romaní añade, por ejemplo, sobre Coliño, que es «en su mayor parte una cueva que se ha formado por lavado del agua de la lluvia que se ha infiltrado por ahí y ha ido lavando los materiales, no tiene nada que ver con la excavación del mar, que nunca ha llegado tan profundamente». El informe realizado en el 2009 por el club espeleólogo Aradelas, se determinó que Coliño tiene 77 y Galilleiro 34 metros de desarrollo horizontal al interior de la isla.

El equipo científico adentrándose en la cueva de Galilleiro, isla de Ons
El equipo científico adentrándose en la cueva de Galilleiro, isla de Ons PARQUE NACIONAL ILLAS ATLÁNTICAS DE GALICIA

El geólogo coruñés precisa que, en las exploraciones de grutas del interior de Galicia, «encontramos un tipo de depósitos, unas pequeñas estalactitas o espeleotemas, que son de ópalo y que se forman en ambientes continentales y agua dulce. En todas las cuevas que hemos visto en Ons, vemos que los depósitos dentro de las cuevas son iguales que los que aparecen en el interior de Galicia». Por esta razón, entre otras, no tiene dudas de que su origen es continental y que, si ahora están en la línea de costa, se debe a la subida del nivel del mar durante milenios.

Otro de los objetivos de este programa es establecer esa cronología de cuándo Ons estuvo unida a tierra y cuándo la aisló el Atlántico. El equipo de científicos y espeleólogos que penetró en Coliño y Galilleiro tomó muestras de estos sedimentos, en las entrañas de las cavidades, donde con largos cilindros que penetran el subsuelo, recogen los materiales que necesitan y que trazan un mapa cronológico del pasado de Ons. Ahora en laboratorio, se examinarán para proponer la primera cronología científica sobre una isla que fue un monte.

 Un proyecto para coordinar los datos arqueológicos con los geológicos en el Parque Nacional

El equipo científico del proyecto Sentinela a la entrada del muelle de Ons
El equipo científico del proyecto Sentinela a la entrada del muelle de Ons PARQUE NACIONAL ILLAS ATLÁNTICAS DE GALICIA

El proyecto Sentinela es una iniciativa que permitirá complementar la información de las campañas arqueológicas en el poblado de Castelo dos Mouros y el complejo industrial romano de Canexol con los datos científicos que los geólogos extraerán de las cuevas de Coliño y Galilleiro. Aspira a poder servir como armazón de una cronología tanto geológica como del poblamiento humano del archipiélago y, de paso, del resto del Parque Nacional. El proyecto se lleva a cabo con el pleno respaldo de Illas Atlánticas, organismo gestionado por la Consellería de Medio Ambiente y que también promociona las excavaciones de los yacimientos romanos.

Romaní comenta que las dos cuevas elegidas, una al norte y otra en el extremo sur, obedecen a criterios geológicos, de accesibilidad y que no molesten a las colonias de aves marinas que está ahora anidando en los acantilados de Ons. En un principio se había pensado en ir a Manueleche, en el extremo norte, pero se cambió de planes porque los biólogos advirtieron que este entorno está en el área de anidamiento del cormorán. Así que se exploró Galilleiro en su lugar.

La investigación está en una fase todavía inicial. Por ahora, no se ha detectado rastros de actividad humana en las dos grutas elegidas, aunque Vidal admite que es probable que la hubiese y no se haya encontrado aún. «Todo lo que sabemos de la presencia humana en las islas es a partir de las excavaciones del GEATT dirigidas por el doctor Adolfo Fernández, que se refieren a ocupaciones romanas fuera de las cuevas», apunta. Si se hubiesen preservado restos de ocupación humana prehistóricos, sería la guinda de la exploración en marcha.