El clan del Vaquilla de O Vao, en el banquillo de la Audiencia de Pontevedra
PONTEVEDRA
Se sospecha que este vecino de O Vao de Abaixo se hizo con el negocio del trapicheo después de la redada que descabezó los cuatro clanes del poblado
03 jun 2023 . Actualizado a las 17:36 h.Tras la investigación que permitió descabezar los cuatro clanes de la droga que se repartían el trapicheo en O Vao de Abaixo, el conocido como El Vaquilla o El Vaqui, supuestamente, ascendió y heredó el negocio. La Guardia Civil, decidida a cortar de raíz cualquier intentona de reflotar el tráfico de estupefacientes en el asentamiento marginal de Poio, asestó un nuevo golpe —a priori, de gracia— en el marco de la operación Desfiladero.
Esta semana El Vaquilla, su pareja, y cinco vecinos del poblado, algunos de ellos familiares del primero, se sentarán en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Pontevedra. Mientras el fiscal solicita para seis de ellos seis años de cárcel y multa de 1.500 euros por tráfico de drogas y dos años por integración en grupo criminal, rebaja hasta los cinco años el primero de los cargos penales en el caso de un séptimo encausado.
El ministerio público sostiene que, a raíz de investigaciones policiales llevadas a cabo por la Guardia Civil de Pontevedra derivadas del aumento de la presencia de toxicómanos en el poblado del Vao de Abaixo, se tuvo conocimiento de que en una vivienda particular y en su galpón anexo El Vaquilla y su compañera sentimental «desde primeras horas de la mañana y hasta la puesta del sol se venían dedicando de modo sostenido y estructurado a la venta de cocaína y heroína a terceras personas». El fiscal alude, en este sentido, a un flujo incesante de drogodependientes que acudían directamente al referido inmueble para adquirir las correspondientes dosis.
Añade, asimismo, que en muchas de las ocasiones la droga era consumida en la propia vivienda o en el galpón anexo para evitar que les fueran intervenidas por los agentes de la Guardia Civil.
Roles de los acusados
En su escrito, de igual modo, se precisa el rol del resto de encausados, así como se da cuenta de decenas de intervenciones de droga y vigilancias. Estas cinco personas «ayudaban activamente en el transporte y la venta de las sustancias estupefacientes —heroína y cocaína—», así como «acompañaban a veces a los toxicómanos al galpón anexo para que consumieran lo adquirido, les facilitaban, si era necesario, trozos de papel de aluminio para que pudieran hacerlo, realizaban, si era menester, labores de vigilancia de la zona, y hacían las recogidas del dinero obtenido».
Se alude específicamente a que uno de estos acusados «efectuaba labores de vigilancia controlando los movimientos en la carretera PO-531 y en las zonas próximas a la vivienda y a su galpón anexo para alertar de la presencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad». Además, «en ocasiones, informaba a los compradores del lugar al que tenían que dirigirse para adquirir y consumir la droga».
El fiscal tiene claro que «el modo de actuación sostenido por todos los acusados estaba dirigido a asegurar el permanente abastecimiento a cambio de dinero a los consumidores de cocaína y heroína», pero también «a repartir los beneficios de su labor criminal entre los propios acusados, a los que no se les conoce ningún medio de vida o actividad laboral legal».