Lenguaje taurino para enmascarar una partida de más de una tonelada de cocaína

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

POLICÍA NACIONAL

Hasta media docena de agentes encubiertos participaron en un operativo policial que se saldó con más de un siglo de cárcel para los integrantes de una red de narcos que se interesó por el puerto de Marín

02 jun 2023 . Actualizado a las 12:16 h.

Entre el 2018 y el 2019, una organización que operaba en Colombia puso sus ojos en España para tratar de introducir grandes cantidades de cocaína con las que surtir a dos ramas asentadas en territorio nacional y el Reino Unido, esta última compuesta por ciudadanos británicos y la primera por oriundos de este país sudamericano. A diferencia de otros entramados vinculados con el narcotráfico, este se destacaba porque ninguno de sus integrantes, a pesar de poder mover grandes alijos de droga, tenía antecedentes penales.

A mediados de mayo del 2019 se produjeron dieciséis detenciones y la intervención de una importante partida de droga después de constatarse una serie de viajes de los principales sospechosos a las localidades de Pontevedra y Marín. Por estos hechos, la Audiencia Nacional ha impuesto penas que suman más de un siglo de prisión para diez de los doce acusados, ya que dos de ellos, ambos británicos, han sido absueltos.

De este modo, la mayor de las condenas por tráfico de drogas, trece años y medio y multa de 103.992.510 euros, ha recaído sobre el responsable de la rama colombiana en España, mientras que a sus subalternos les cayeron once años y medio y multa de 69.328.340 euros.

En el caso de la rama británica, la sentencia refiere que «no ha quedado determinado su financiador y líder, pero sí las personas que iban a recibir la cocaína y distribuirla por el territorio español e, incluso, por el territorio de Reino Unido». Mientras uno de ellos fue condenado a once años y seis meses y multa de 69.328.340, a otros tres les impusieron nueve años y medio de cárcel y multa de 34.664.170 euros.

A este rosario de condenas, hay que sumar que tres de los procesados fueron castigados, a mayores, con un año y tres meses de cárcel por tenencia ilícita de armas, mientras que un cuarto deberá cumplir tres años por atentado y abonar una sanción de noventa euros como autor de un delito de lesiones leves al intentar atropellar a un policía nacional.

Coordinada por la agencia antidroga estadounidense, DEA, que recibió un chivatazo sobre «la existencia de un grupo de personas colombianas que planificaban la importación de cocaína procedente de varias ciudades de Colombia con destino a España», los seguimientos, vigilancias y pinchazos telefónicos de los sospechosos se iniciaron a mediados de julio del 2018. De este modo, se pudo concluir que, en determinados momentos, estos empleaban un lenguaje taurino para aludir a los envíos de droga, toda vez que «hablan de ‘plaza de toros’ para referirse al lugar de desembarque y de ‘tres corridas’ para mencionar a las tres organizaciones receptoras de la droga».

Entrega controlada

Lo cierto es que en abril del año siguiente, la equivalente colombiana a la policía judicial española, el Cuerpo Técnico Investigativo (CTI), solicitó la colaboración de las autoridades para realizar una entrega controlada de algo más de una tonelada de cocaína. Asimismo, ya entonces se identificó al cabecilla de la rama colombiana.

POLICÍA NACIONAL

Entraron entonces en juego los agentes encubiertos, hasta seis, según refiere la resolución. «El 23 de mayo del 2019 se producen las detenciones, tanto de los integrantes de la rama inglesa, como de los de la rama sudamericana, cuando los implicados se citan con los agentes encubiertos para recibir, ya cargadas con la droga, las furgonetas que les habían entregado el día anterior», añade la Audiencia Nacional.

En este operativo se produjo una persecución, en el transcurso de la cual uno de los acusados intentó arrollar a los agentes «impactando y abriéndose paso entre los coches detenidos en el semáforo», huida que solo terminó cuando los policías alcanzaron con sus disparos una rueda del vehículo, que transportaba quinientos kilos de coca. Además, se intervinieron otras dos furgonetas cargas con 194 y 175 kilos de esta droga.

A lo largo de toda la investigación se pudo comprobar como la ciudad de Pontevedra fue escenario de reuniones y de la planificación del envío de la droga. Asimismo, se constató cómo el considerado como cabecilla de la rama colombiana contactó con el padre de su pareja, empresario del sector pesquero ajeno a esta causa judicial, para poder acceder al puerto de Marín y estudiar la posibilidad de introducir las partidas de estupefacientes por vía marítima en contenedores.

De hecho, con posterioridad, se detectó la presencia en la capital de las Rías Baixas del cabecilla colombiano acompañado por quien era el delegado en España de la rama británica.

Los sospechosos diseñaron un novedoso sistema hidráulico para ocultar la droga

Cuando la Policía Nacional dio cuenta en junio del 2019 de esta operación antidroga, uno de los aspectos que destacaron fue el hecho de que los sospechosos «habían diseñado un novedoso sistema para la ocultación de la droga». De este modo, habilitaron «un doble fondo del maletero y en los bajos del vehículo, que se activaba por un complejo sistema de imanes que impulsaba un sistema hidráulico para levantar la base del maletero tras la que se escondía el estupefaciente».

Los investigadores precisaron que las dos ramas desmanteladas, la colombiana y la británica, «se habían unido para compartir logística, si bien mantenían sus estructuras separadas». Esto explica, tal y como refirieron desde la Policía Nacional, que las estrategias de los dos grupos fueran muy diferentes. Así, «el líder de los colombianos únicamente viajaba a España para coordinar la llegada y entrega de la droga a sus clientes, mientras que el británico, sin embargo, se encarga de preparar y coordinar toda la recepción y posterior distribución de la parte correspondiente a su grupo».

Tres pistolas

En los primeros compases de este operativo policial, en el que también se contó con el apoyo de la Agencia Nacional del Crimen (NCA) y del South East Regional Organised Crime Unit de Gran Bretaña, fueron detenidas nueve personas en Madrid, dos en Barcelona, otros dos en Málaga y tres en Reino Unido. De igual modo, los agentes intervinieron 1.044 kilogramos de cocaína, tres pistolas, cien mil euros, media docena de vehículos y decenas de blackphones.