El adiós de Carlos Álvarez al Cisne: «Para seguir creciendo a veces hay que hacer las cosas con la cabeza y no con el corazón»

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Carlos Álvarez, rodeado de su equipo y familia este viernes en el colegio Los Sauces
Carlos Álvarez, rodeado de su equipo y familia este viernes en el colegio Los Sauces Sergio Vilageliu

El jugador pontevedrés se incorporará el próximo año al Ademar de León de Asobal

26 may 2023 . Actualizado a las 15:58 h.

Seguramente los abuelos de Carlos Álvarez tendrán mucho trabajo este sábado recortando las páginas que los medios locales escribimos sobre su salida al Ademar de León. Fue el jugador quien, entre lágrimas y en la lista de agradecimientos por una vida en el Cisne, los nombró por su apoyo incondicional y por ir recogiendo los retales de una trayectoria meteórica que ha llenado muchas páginas cada fin de semana.

En el colegio Los Sauces, en el que estudió, y escoltado por el presidente del club, Santi Picallo, y el director del centro, Manuel Casal, Carlos se emocionó al anunciar que da un paso al frente en su carrera. Ficha por el Ademar de León, uno de los equipos más fuertes de Asobal, y dice adiós al club al que llegó con ocho años de la mano de su tío Pablo Domínguez y de «mi gran amigo» Sergio. «Para mí es un día muy especial y muy importante. Me toca despedirme del club de mi vida, al que se lo debo todo me ha hecho mejor deportista, pero sobre todo, mejor persona», señaló el jugador, que pese a traer sus palabras bien ensayadas desde casa, no pudo contener unas lágrimas que contagiaron a quienes lo escuchaban.

Su familia y sus compañeros de equipo lo arroparon en una mañana de demasiadas emociones en el Colegio Los Sauces. «Carlos no es solo un referente en la parte deportiva, sino también en la académica porque estudió aquí los años de Bachiller», señaló el presidente del club, Santi Picallo, al iniciar el acto. Y es que este viernes era un día especial para todos. Lo primero fue dar las gracias por haber crecido en la pista. «El último año de juveniles ya estaba jugando y metiendo goles en la liga Asobal. Ha llevado el nombre del club y del colegio a la selección española promesas. Es esa figura y ese faro en el que sus compañeros se tienen que fijar», recalcó el presidente.

La salida de Carlos Álvarez deja cojo al equipo, pero también lo llena de orgullo. Da un salto cualitativo en su carrera y es el mejor ejemplo de la filosofía de base que tiene el Cisne. «Tiene las cualidades, pero hay que trabajarlas mucho y muy duro como hace él. Se va a un gran club como el Ademar. Será cisneista toda la vida, pero dejaremos que gané alguna cosilla con el Ademar», señaló con humor el presidente antes de dar paso a Manuel Casal y al jugador.

Muy emocionado

Carlos no se quiso olvidar de nadie, ni tampoco de repasar sus años en el equipo. No podía faltar su familia, a los que dirigió las palabras más cariñosas por estar siempre al otro lado de la pista, e hizo una dedicatoria especial al presidente. «Hay una persona sin que la no hubiese pasado nada, gracias Santi Picallo por tratarme como un hijo. La directiva es el pilar que nos hace crecer desde la infancia hasta la juventud», dijo entre lágrimas y teniendo que parar su despedida en más de una ocasión. «Para seguir creciendo, a veces hay que hacerle caso a la cabeza y no al corazón. Aquí he cumplido sueños que jamás he imaginado. Juntos hemos llegado a lo más alto del balonmano gallego y juntos, hemos llevado al Cisne a lo más alto del balonmano español», reconoció Carlos, que recordó también a sus entrenadores desde benjamín hasta ahora, con especial atención a Jabato: «Solo puedo darle las gracias porque me dio la oportunidad con el primer equipo y con la selección».

Era el día de su despedida, aunque este sábado la tendrá en la pista. Se va a un club que ya se lo quiso llevar hace más de un año y que le sigue la pista desde que empezó a despuntar con la selección nacional. «Hoy anuncio mi despedida, pero estoy seguro de que nos volveremos a encontrar. Gracias de corazón», dijo el jugador con unas lágrimas en los ojos, que solo lograron frenar los aplausos de sus compañeros.