El bum de recoger tapones, que murió con el covid, despierta de nuevo en la provincia de Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Marieta, voluntaria del banco de tapones Taporelmun, recoge tapas de plástico en una peluquería Péinate de Poio.
Marieta, voluntaria del banco de tapones Taporelmun, recoge tapas de plástico en una peluquería Péinate de Poio. CAPOTILLO

Firmas de transportes y un banco solidario recolectan tapas para causas benéficas: «Hasta un abuelito de 94 años los junta», dice una emocionada voluntaria

22 may 2023 . Actualizado a las 14:14 h.

Corría el año 2011 cuando, con la crisis económica fresca en la memoria, en Galicia se dio con una fórmula de solidaridad que, aunque no era rentabilísima, permitía ayudar sin rascarse el bolsillo: la recogida solidaria de tapones. El ciudadano de a pie solamente tenía que guardar tapas y tapones de plástico y llevarlos a un punto de recogida. ¿Qué ocurría luego? Que alguien, casi siempre asociaciones y bancos de voluntarios, se encargaba de recogerlos, clasificarlos y llevarlos a una recicladora, que pagaba entre 200 y 250 euros por tonelada —los precios oscilaron a lo largo del tiempo—. Llegó a haber un bum de recogida de tapones, lo cual era positivo por muchas razones: el dinero que se juntaba iba para causas solidarias y, además, implicaba reciclar plástico. Pero la escasa rentabilidad, ligado al encarecimiento del transporte, fue haciendo caer estas iniciativas. En esas se estaba cuando el covid les dio la estocada final. ¿Qué ocurre ahora? Al menos en la provincia de Pontevedra, el taponeo vuelve a coger fuerza. No en forma de aluvión como antes, pero sí como una lluvia fina.

¿Quién recolecta tapones en los municipios pontevedreses actualmente? Las iniciativas son muchas. Pero hay algunas más visibles que otras. Por ejemplo, funcionan bien como puntos de recogida de tapones las oficinas y almacenes de algunas empresas de transportes. Dos de ellas son Nacex o GLS. Esta última, que en Pontevedra tiene el almacén en la calle Gorgullón, pone un saco bien visible en sus instalaciones para que quienes quieran donar los tapones lo vean. ¿A qué destinan ese dinero? Se trata de una campaña nacional de su compañía, que envía los tapones a una recicladora en Valencia y, con lo que le pagan por ellos, ayudan a la investigación de la mastocitosis, un grupo de enfermedades raras que padecen menos de un paciente por cada dos mil personas. Tanto en Vigo como en Pontevedra y Vilagarcía hay puntos de recogida de tapones de varias plataformas de transporte. 

¿Sobrevive algún banco solidario que envíe tapones a reciclar? Esas iniciativas fueron apagándose por la escasa rentabilidad. De hecho, la Fundación Amigos de Galicia, que durante años apostó totalmente por las tapas como fórmula de recaudar fondos, solo mantiene ya una actividad residual en los colegios para fomentar el reciclaje entre los niños. Pero abandonó sus puntos de recogida —había asumido numerosos tras la desaparición de otro banco llamado Banta— a lo largo y ancho de la provincia. La que resiste es una entidad llamada Taporelmun, surgida entre Vigo y Pontevedra, que recoge tanto en la zona de O Salnés como en la comarca de Pontevedra y en el área viguesa —por ejemplo, en el centro comercial Coia4—. Su responsable, Manuel Barcia, señala lo siguiente: «Continuamos recogiendo tapones para ayudar a niños con enfermedades o con discapacidad a costear tratamientos. Actualmente estamos enviando a reciclar alrededor de tres toneladas de plástico cada quince días». Taporelmun necesita de muchos voluntarios para que pasen por tiendas, colegios y oficinas a recoger las tapas. Una de ellas es de Poio y se llama Marieta Pena. De profesión cantante y optimista profesional, Marieta llena su furgoneta de tapones cada pocos días. Asegura que cada viaje es una emoción: «Hasta un abuelito de 94 años me da los tapones».

Una recicladora de A Cañiza los muele y los lleva a Córdoba 

En muchas ocasiones, el problema con el que se topaban las asociaciones u otras entidades que querían recoger tapones solidarios era la falta de empresas que los aceptasen y que les pagasen por ellos en tiempo en forma. Actualmente, parte de los que se recogen en Galicia van a parar a Reciclados Plásticos A Cañiza, una firma ubicada en el polígono del concello que le da nombre y que paga 200 euros por cada tonelada de tapas que le lleguen.

¿Qué hace luego con los tapones? Desde la firma señalan que el proceso para reciclarlos tiene varias fases. En la planta de A Cañiza ellos los muelen y posteriormente los envían a Córdoba, que es donde está la central de la empresa. Allí se aplican distintas técnicas para que sean transformados y puedan volver a utilizarse. Todos los tapones se pagan por igual, van al peso, y desde la firma señalan que están abiertos para más entregas de tapas.