El albergue de Pontevedra que resiste el invierno: «Tuvimos peregrinos a diario y me da para seguir cubriendo gastos»

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Manuel Vidal, responsable del albergue D'Paso, en Pontevedra
Manuel Vidal, responsable del albergue D'Paso, en Pontevedra Capotillo

D'Paso Urban es uno de los pocos que abren todo el año en el Camino Portugués. La afluencia de la temporada baja hace prever un gran verano

22 mar 2023 . Actualizado a las 17:40 h.

Los albergues del Camino Portugués están estos días con los últimos retoques antes de iniciar la campaña. La mayoría de ellos dan el pistoletazo de salida a la temporada con la Semana Santa. Este año será el 1 de abril cuando la ruta jacobea pase de un goteo de caminantes a una verdadera peregrinación. Manuel Vidal es una excepción. Él tiene D'Paso abierto todo el año. Incluso en esta invierno frío y con fuertes lluvias, su puerta se abrió cada día para atender a los que se aventuraron a hacer el Camino Portugués en los meses más duros. «Me da para ir cubriendo los gastos, cada día hemos tenido una media de seis o siete personas», explica Vidal Araújo, que reconoce que esta cadencia de huéspedes no le exige estar diez horas al día, como seguro ocurre el resto del verano. 

Está sorprendido por el crecimiento que ha vivido en unos meses que habitualmente son tranquilos. Incluso nota un cambio en el tipo de cliente. «El del invierno es distinto, algunos se quedan un par de días en la ciudad, pero hay otros que viajan por trabajo y buscan un sitio económico para quedarse», comenta el responsable de D'Paso. El año pasado notó un goteo, pero este invierno que acaba de finalizar ha sido excepcional para él. «Ha crecido y ahora ya ha cambiado el ritmo, algunos días de esta última semana hemos estado llenos», explica este emprendedor, que cree que les pudo ayudar que el albergue público de peregrinos Virxe Peregrina está en obras y solo tiene habilitadas 22 de las noventa camas de las que dispone. Estará así, en un principio, hasta el próximo mes de julio.

Tino Lores, el presidente de la Asociación de Amigos del Camino Portugués, reconoce que es un «hándicap en el comienzo de la temporada, pero eran muy necesarias». Están acometiendo trabajos para mejorar la eficiencia energética, reformas de baños y alguna que otra puesta a punto en la que invertirán más de 400.000 euros. Con ese albergue a medio gas, los que están en O Gorgullón, la entrada del Camino Portugués en la ciudad, empiezan a desperezarse después de varios meses cerrados. Durante estos meses, la transitada calle del verano estaba prácticamente vacía de peregrinos. 

Fran Vidal, de Nacama, abre este martes. El primer día de primavera será también el primero de la temporada para él. Suele cerrar a finales de octubre o incluso en noviembre. Necesita descansar después de estar al pie del cañón más de medio año. «Iba a abrir el 1 de abril, pero me entró una reserva grande para hoy y alguna más para estos días, y decidí adelantarlo», explica Vidal, que está viendo que la temporada puede ser prometedora. Él abrió unos meses antes de la pandemia y el verano pasado, como muchos de la calle, comprobaron el bum del Camino Portugués. Según los datos que maneja al Asociación de Amigos del Camino espera afianzarse este año por encima de los 120.000 peregrinos. 

Otros, como Aloxa, con una capacidad que ronda las 60 camas está previsto que abra todavía el 1 de abril, como el grueso de los albergues de la ciudad. Algunos se estrenan este año. «Hay unos 12 albergues privados en la ciudad para un año que será prepandemia», explica Lores.

Picaresca con las maletas

No todo es de color rosa en los albergues de la ciudad. Muchos de ellos muestran su malestar por una práctica por la que están empezando a cobrar. El servicio de traslado de maletas es algo cada vez más extendido entre los peregrinos. Contratan una compañía que se la lleve de puerta a puerta, pero algunos están notando que le llegan equipajes de personas que no se hospedan en sus instalaciones y que después pasa a recogerlas. «No puede ser, quién se responsabiliza de ellas si pasa algo. Se van a apartamentos turísticos y las dejan aquí porque saben que están cerca», subraya Manuel Vidal, que advierte que se ha convertido en un quebradero de cabeza en épocas de mucha ocupación.