Ponen a la venta sus pisos turísticos en el Camino de Santiago y les compran uno desde Argentina y sin venir a verlo

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Suso y Natalia Castro, en la pensión Atenea que tienen a la venta en el centro de Caldas.
Suso y Natalia Castro, en la pensión Atenea que tienen a la venta en el centro de Caldas. Ramón Leiro

Ahora venden una pensión con trece plazas y mucho encanto en plena ruta xacobea, en Caldas, por 150.000 euros

20 ene 2023 . Actualizado a las 19:15 h.

Hosteleros desde temprana edad y curtidos en muchas batallas empresariales y laborales, Suso Castro y Natalia Castro, una pareja de Caldas, fueron de los que vieron un filón en el Camino de Santiago. Hace años, en el 2017, acondicionaron unos pisos en un céntrico edificio de la villa termal para que funcionasen como apartamentos turísticos y, más tarde, convirtieron uno de estos inmuebles en una pensión llena de encanto y puesta a punto con sus manos y gusto para la decoración. Iban a inaugurar su pensión en abril del 2020. Pero el covid se invitó a la fiesta y arruinó todo. Dio igual. Sortearon la pandemia y el negocio llegó a funcionar muy bien. Insisten en que están encantados tanto con este alojamiento como con los pisos. Pero decidieron vender todo. ¿Por qué? Es una historia personal la que les lleva a dejar Caldas y trasladarse a otro lugar del mapa gallego, donde están arreglando una vivienda y quién sabe si también montarán otro negocio. El caso es que en diciembre comenzaron a poner en venta sus propiedades. Y quedaron gratamente sorprendidos con cómo reaccionó el mercado.

Explican que en menos de un mes les llegaron ofertas para comprar los dos pisos. Una de ellas les dejó boquiabiertos, ya que la persona que lo compró está en Argentina y firmó el contrato de arras sin ver la propiedad, únicamente con un vídeo que le enviaron desde la inmobiliaria. «Foi emotivo que lle gustara o piso sen sequera velo en persoa. Suso ten un amor especial a esta propiedade, que era da súa familia, e sempre intentou que estivera moi coidada. No confinamento, por exemplo, púxose a lacar as portas de branco. Sempre intenta que todo estea a punto», confiesa Natalia. La persona que lo compró les dijo que tiene la intención de seguir con el mismo negocio turístico. El otro inmueble se vendió también antes de que se terminara el 2020. En este caso, lo compró una persona de Suiza que lo quiere utilizar para pasar sus vacaciones. 

La hora de Atenea

Ahora quieren vender también la pensión que tienen en el mismo edificio, a la que en su día bautizaron con el nombre de la diosa Atenea con el ánimo de que les ayudase a luchar en la vida y con el negocio. Dicen que no pueden estarle más agradecidos al alojamiento, que por él pasaron decenas de peregrinos y que toda la temporada colgó el cartel de completo, incluso cuando las habitaciones en Caldas se ponían por las nubes y subían a 80 euros. Apoyados en el mostrador de la recepción, les invade la nostalgia al recordar todos las reseñas que los clientes les fueron dejando en plataformas como Booking, donde valoran su atención, el hecho de que «aos peregrinos aquí sempre os recibimos nós, non un portal automático nin nada polo estilo».

Le pusieron un precio de 150.000 euros a su pensión, un piso con espacio para trece personas y dos cuartos de baño compartidos. De momento, tal y como ellos confirman, el inmueble está teniendo algunas novias, así que ellos confían en que la venta se cierre pronto y puedan poner vuelo hacia el municipio donde van a instalarse.

El hecho de que hayan vendido los dos pisos turísticos rápidamente les confirmó a Suso y a Natalia que no se equivocaban cuando apostaron por Caldas para poner alojamientos destinados a los peregrinos pese a la amplísima oferta que ya existe en el municipio. Dicen que a los caminantes les seduce sobremanera la villa: «Veñen aquí encantados e o mellor que podemos facer é coidalos e tratar de ter uns servizos de calidade», señalan.