La valentía de la familia de Keny, fallecido en el Lérez a los 49 años: «Murió aquí, pero el río no es peligroso»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Piragüistas de Pontevedra le hicieron un homenaje navegando, su madre le puso flores y su hermana pronunció palabras de reconciliación con el cauce

13 dic 2022 . Actualizado a las 10:54 h.

Han pasado 45 días desde aquella mañana gris y de lluvia en la que las sirenas sonando al lado del río Lérez, de ese cauce que abraza la ciudad de Pontevedra, no hacían presagiar nada bueno. Había desaparecido José Manuel Penas Balchada, conocido como Keny, un piragüista de 49 años muy querido en la ciudad. Todas las miradas se posaban sobre el río con la esperanza de que apareciese con vida a los pocos minutos, algo que desafortunadamente no pasó. En este domingo de diciembre, bajo un cielo mucho más azul y un sol radiante por momentos, las miradas volvieron a ponerse sobre el Lérez por Keny. Ya no hay esperanza, porque su cuerpo se encontró a los cinco días de su desaparición. Pero se ha multiplicado la necesidad de recordarlo y homenajearlo. Y, también, de reconciliarse con ese río que tanta vida da a la ciudad y a sus deportistas. Por eso hoy, en el propio cauce, se celebró un sentido acto. En medio del mismo, con tanta valentía como pena, fue la hermana del fallecido, Ana Penas Balchada, laureada piragüista olímpica, la que dijo: «Él murió aquí, pero este río no es peligroso. Hay que ser prudentes y conocer los límites. Al río hay que respetarlo, pero no es un peligro».

El homenaje, que partió de amigos de Keny del mundo del piragüismo y contó con la participación de distintos clubes pontevedreses de esta modalidad, tenía un programa sencillo. Decenas de deportistas, a bordo de sus piraguas, recorrieron los dos kilómetros que hay entre el puente de O Burgo, que fue donde se vio por última vez a Keny, cuando volcó con su piragua, hasta la zona donde apareció su cuerpo, en la orilla del Lérez pegada al paseo marítimo que lleva a Marín. Fue como si, en realidad, con este emotivo paseo, tratasen de cambiar el guion de aquel fatídico 28 de octubre. Porque, en realidad, lo único que José Manuel Penas Balchada quería hacer aquel día era salir a dar un paseo en piragua y disfrutar de un deporte que le había inculcado su padre, que él adoraba y que ahora también le gustaba a su hijo. Él, como hicieron los que le homenajearon este domingo, tenía que haber vuelto al punto de partida al poco tiempo. Pero desafortunadamente no pudo hacerlo: «Ojalá no hubiese que hacerle este homenaje, que es bonito. Pero ojalá que nunca lo tuviésemos que hacer», señalaba su hermana. 

Junto al homenaje a remos de sus compañeros del piragüismo y el que hicieron a pie familiares y conocidos, que recorrieron andando la zona entre la desaparición de Keny y el sitio donde lo encontraron, hubo un momento muy especial. Sin necesidad de pronunciar una sola palabra, la madre del piragüista desaparecido, Rosalía Balchada, lo dijo todo a orillas del cauce. Entre lágrimas, con los ojos cerrados por momentos, dejó un ramo de flores para él a orillas del cauce. Las flores se quedaron allí, presidiendo la salida de los piragüistas, que ora en fila ora desperdigados avanzaban por el río que, aún llevándose al amigo, sigue siendo un cauce amigo.