La casualidad que forjó a un campeón de oro y plata

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

El padre de Jaime Duro lo apuntó hace once años a un curso de verano en la Escola de Piragüismo Cidade de Pontevedra y este verano ganó el Mundial sub-23 de maratón

07 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El día que el padre de Jaime Duro Pichel encontró un folleto de la Escola de Piragüismo Cidade de Pontevedra debería recordase para siempre en este club. De esa casualidad para que el palista y su hermana hiciesen un curso de verano y permitiesen conciliar la vida laboral y familiar surgió un campeón que en los próximos años escribirá el futuro del piragüismo nacional desde la ciudad del Lérez.

A sus 22 años, el joven palista se proclamó este verano campeón del mundo de maratón en categoría sub-23 y fue plata en abosluto, donde empezará a competir el próximo año. Tras unas medallas que no contaba con colgarse, descansó unas semanas y está empezando a poner en marcha esta nueva temporada poco a poco. El Mundial de Ponte de Lima y el de Rumania de hace un año volvieron a enamorar a Jaime Duro con el piragüismo después de una pandemia que lo alejó de un deporte al que se enganchó siendo un chaval.

Como la mayoría de los críos, comenzó en kayak y apenas dos semanas después probó la canoa y descubrió que esta embarcación era todo lo que necesitaba para disfrutar. Los campeonatos y los selectivos nacionales eran su hábitat para competir hasta que la pandemia los frenó. Aunque entrenó algo en casa durante esos meses, cuando todo acabó, Duro había perdido las ganas de subirse a la canoa. «Al volver, no me apetecía y no remé casi hasta el final del verano», apunta el palista pontevedrés, que a pesar de arrancar sin ganas se clasificó para el Mundial de Rumanía. «Cuando llegó la competición y vi que tenía opciones, me volví a meter», explica Jaime, que entonces recibió un varapalo que todavía recuerda. «Faltaban tres días para irnos al Europeo y la Federación de Piragüismo suspendió el viaje por el covid. Nos tuvimos que quedar en casa», subraya. Así que cuando vio la opción de participar en el Mundial, no había otra salida que regresar con una medalla.

Ese reenganche que vivió con la canoa, la reeditó este año en Ponte de Lima con un extra de motivación. Saber que su familia estaba entre el público le puso motor a su barco tanto en la prueba de «mayores» que cerró con la plata como en la sub-23, donde se llevó el oro.

Sin miedo a unos Juegos

Este temporada se fija el mismo objetivo internacional en maratón, pero no descarta empezar a hacer carrera en canoa, especialmente en C1 1000 o C2 500, las distancias olímpicas. El objetivo es verse a corto plazo en unos Juegos o, al menos, en un selectivo que lo acerque hasta la gran cita. «Qué si sueño con unas Olimpiadas, ¡claro!», apunta Jaime Duro sobre las opciones de verse algún día en ellas. Él siempre ha optado por la disciplina de maratón, pero este año pasado comenzó también a remar en pista y pudo haber tenido opciones de ir al Mundial, aunque finalmente optó por la modalidad donde es un grande.

En C2 500 compartió barco con Pablo Crespo, que ganó el selectivo nacional y representó a España en el C1 1000 en el Mundial. «Yo no iba a ir en la distancia olímpica y disfruto más en maratón», subraya. Porque al final, la esencia del deporte es divertirse. Él lo hace continuamente. «No sabría decirte que es lo que tiene, pero hay días que salgo de entrenar y pienso ‘me lo he pasado genial’», advierte en una mala semana. El piragüismo llora la pérdida de uno de ellos. Conocía a José Manuel Penas, Keny, que desapareció en el Lérez el pasado viernes 28 de octubre cuando había salido a entrenar y su cuerpo apareció cinco días después. «Ha sido un enorme mazazo para todos nosotros, ver que un compañero tuyo muere donde entrenamos cada día es muy doloroso. Ojalá no tengamos que volver a vivir algo así en una ciudad que vive y entrena en el río», lamenta Jaime Duro, todavía afectado por lo sucedido.

Además de su carrera deportiva, este año ha sumado una carga más a su mochila. Está cursando Automatizaciones y robótica industrial en Vilagarcía. Lo compagina con el piragüismo porque es consciente que de este deporte no puedes vivir una vez que salgas del circuito internacional. «En estos momentos los estudios son importantes, pero no puedo dejar los deportes, intentaré llegar a todo. En verano hay días de entrenar mañana y tarde cerca de cinco horas, pero en invierno son dos o tres horas diarias», subraya Duro, que con 22 años se fija en una de las figuras más relevantes del maratón. «Tono Campos sigue sumando medallas, este verano fueron cinco, y tiene 37 años», puntualiza este tímido palista, que exprime su humildad para explicar a dónde le gustaría llegar en el mundo del deporte.

Ese crío que empezó a remar cuando tenía once años ha pasado media vida vinculado al Cidade de Pontevedra. Y lo hace disfrutando como el primer día que se subió a la canoa junto a su hermana pequeña. Ella siguió en natación sincronizada, pero a Yauma o Trauma, como le llaman con cariño en el club, nadie lo aparta del Lérez. Y menos ahora. «Hasta que me vi en Rumanía nunca pensé que pudiese llegar a hacer un podio mundial», reconoce. Este año se hace mayor y abandona la categoría sub-23, en la que reinó en 2022.