Pamela, la médica de digestivo que adoraba a su familia y que se marcha con 40 años

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Cedida

Trabajaba en el Álvaro Cunqueiro de Vigo y era todo un referente tanto en su hospital como para la Sociedad Española de Patología Digestiva. Tenía además una personalidad «única»

02 feb 2022 . Actualizado a las 20:24 h.

El último día de enero, el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo perdió a una de las suyas. Falleció Pamela Estévez Boullosa (Vigo, 1981), médica del servicio de Digestivo del citado complejo hospitalario vigués. Se marchó tras sufrir un cáncer a una edad precoz, con solo 40 años, y la desolación que dejó entre sus compañeros y jefes es tal que todos siguen enmudecidos tras su óbito. Ese mismo pesar se siente también estos días en Avión y Cotobade, de donde era su familia y donde ella tenía muchos lazos. De hecho, su funeral se celebrará este miércoles en la iglesia de Santo André de Valongo (Cotobade), a las cinco y media de la tarde. 

Pamela Estévez Boullosa, pese a que en teoría le quedaban muchos años de profesión por delante, llevaba ya tiempo destacando en su especialidad. Son muchas las publicaciones médicas que llevan su nombre al lado del de otros compañeros. Y, en junio del 2020, la propia Sociedad Española de Patología Digestiva destacaba en las redes sociales una de sus intervenciones en un congreso sobre técnicas endoscópicas. 

Antes, en el año 2016, la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia también había destacado su trabajo. En ese momento, se ponía en valor el esfuerzo del equipo formado por el doctor Alfonso Martínez, en el que también estaba Pamela Estévez, por la utilización que hacían de unas cápsulas endoscópicas para explorar el intestino delgado y, de esta forma, obtener más de 60.000 imágenes en ocho horas y sin que eso generase grandes molestias para el paciente. 

Pamela Estévez continuó desde entonces ejerciendo su labor en el Álvaro Cunqueiro. Trabajaba y vivía en Vigo, pero continuaba muy unida a sus vecinos y amigos del lugar de Taboazas, en Avión, y de Valongo, en Cotobade, de donde eran sus progenitores. 

Ella, como tantas otras personas en los municipios de Avión y Cotobade, era hija de la emigración. Sus padres habían estado en México y, de vuelta, se afincaron en Vigo, sin perder nunca la conexión con sus municipios de procedencia. Pamela creció en la ciudad olívica, pero los fines de semana y las vacaciones las solía pasar en la tierra de sus padres, en las aldeas de Valongo y Taboazas. Desde allí la recuerdan como una persona amable, tranquila, cercana y simpática, llena de la vida que la enfermedad logró arrebatarle. Quienes la trataban dicen que siempre estuvo muy centrada en los estudios. En su día, se marchó a Navarra a estudiar Medicina y cuando volvía a la aldea siempre estaba estudiando. En época de exámenes, dicen quienes la conocían de cerca, que apenas levantaba la cabeza de los libros para comer. Terminó los estudios e hizo la especialidad en A Coruña. Luego, volvió a Vigo para trabajar en el Álvaro Cunqueiro, donde demostró la pasión que sentía por lo que hacía. 

Hace pocos años, la familia sufrió un duro golpe con la muerte del padre de Pamela, que falleció de forma inesperada y prematuramente. Dicen sus amigos que ahí se demostró de qué madera estaba hecha esta médica. Se volcó totalmente en ayudar a su madre a salir adelante, se marchó a vivir con ella y la acompañaba siempre cuando volvía a la aldea. Estaba muy unida tanto a su progenitora como a su única hermana. «Non hai palabras para expresar como era Pamela, era unha nena doce, boísima con todos, sempre disposta a axudar, sempre pendente da súa nai e da súa irmá. Era única», señala entre lágrimas una amiga y vecina suya de Valongo. 

Pamela, desafortunadamente, enfermó hace unos meses de cáncer. Y desde entonces las malas noticias sobre su estado de salud fueron sobrecogiendo a quienes la querían. Aún así, había esperanza de que las cosas fuesen de otra manera. No pudo ser.