Diego Fernández, cardiólogo: «El paciente que supera un infarto tiene un montón de dudas y miedos»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El cardiólogo Diego Fernández Redondo, que coordina la unidad de rehabilitación cardíaca del CHOP pontevedrés
El cardiólogo Diego Fernández Redondo, que coordina la unidad de rehabilitación cardíaca del CHOP pontevedrés RAMON LEIRO

El coordinador de la unidad de rehabilitación cardíaca del CHOP pontevedrés dice que se busca aumentar la capacidad física y prevenir el próximo evento

30 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La unidad de rehabilitación cardíaca del CHOP pontevedrés empezó a funcionar en abril del 2021, pero el trabajo previo para ponerla en marcha se remonta al 2015, siendo jefe de servicio Óscar Díaz. El cardiólogo Diego Alberto Fernández Redondo (Buenos Aires, 1972) cuenta que, cuando se cumplían los requisitos y disponían de algunos aparatos, la pandemia obligó a parar los trámites. Hoy la unidad funciona con normalidad.

—¿Por qué era necesario este servicio?

—La necesidad de tenerlo se recoge en las Guías de Actuación médica. Tiene indicación clase I para pacientes que han sufrido un evento coronario agudo y/o insuficiencia cardíaca. El Sergas emitió una orden de contar con estas unidades a los hospitales gallegos que contasen con servicio de cardiología y nosotros aceptamos el reto.

—¿Qué aporta la unidad?

—Lo primero que he aprendido en este tiempo que llevo con ella es que tras sufrir un infarto de miocardio y ser tratados al primer nivel, quedando sin secuelas, recibiendo el mejor tratamiento actual y siguiendo todas las recomendaciones que nos dan las guías, etcétera, el paciente se encuentra desorientado, no sabe bien lo que ha pasado, tiene un montón de dudas, de miedos, no sabe ni lo que le espera ni si podrá recuperar su vida normal. Lo segundo es para lo que se han creado, que es el control del tratamiento, el aumentar la capacidad física y prevenir el próximo evento.

—¿Cuáles son los requisitos de los pacientes para entrar?

—Los requisitos son haber sufrido un síndrome coronario agudo y que su cardiólogo crea que puede beneficiarse. Padecer insuficiencia cardíaca con FEVI [fracción de eyección ventricular izquierda] reducida y que su cardiólogo considere que puede mejorar. Estos son criterios de derivación actual; otros son haber sido operado del corazón (válvulas o baipás). Luego pasar una prueba de esfuerzo (en bici o en cinta) y cumplir los mínimos para poder entrenar. Algunos pacientes tienen limitaciones para andar o pedalear y al no disponer de otros medios de entrenamiento, lamentablemente, no podemos asumirlos.

—¿Hay más hombres que mujeres en la unidad?

—Sí. Sufren más síndromes coronarios los hombres. En nuestra unidad el porcentaje femenino está, según nuestras últimas estadísticas, en el 16 %. También es verdad que las mujeres por una parte son menos, pero a su vez son las que más rechazan incorporarse a un programa de estos.

—¿Quién conforma el equipo?

—El programa está integrado por dos coordinadores, un cardiólogo y un médico rehabilitador (Carlos Peteiro Vidal), quien nos aconseja qué tipo de ejercicio conviene y cuáles mejor evitar desde un punto de vista osteomuscular. Contamos con tres fisioterapeutas a tiempo parcial (Pablo Pérez Mariño, Manuel Fraiz Barbeito y Paz Rivas por las tardes); y una enfermera que es la que lleva todo el tema de estadística, lista de espera, les da cariño a los pacientes y les enseña relajación, que se llama Rocío Rozas. Luego a mayores contamos con personal prestado como la psicóloga Emma, la doctora Lupe Valladares de control de tabaco, servicio de neumología o el psiquiatra doctor Casas, que cuando lo necesitamos siempre nos ayuda. Si falta algo las supervisoras, tanto de fisioterapia Sara o de cardio Geli, siempre nos apañan los elementos que nos faltan.

—¿Qué implica estar en el programa?

—Cuando un paciente es incluido en el programa tendrá que venir tres días al hospital: dos de entrenamiento (fuerza, pesas, pedaleo, estiramientos, aprender técnicas de relajación) y uno de charlas grupales. Damos 8 charlas que son circulares, si un paciente comienza en la número 6 termina en la próxima ronda en la número 5. En estas charlas aprenden sobre los stents, el ejercicio, los factores de riesgo, la vida sexual tras un infarto, la dieta, el control del estrés y a saber actuar en las primeras fases de una parada cardíaca. Para ello contamos con profesionales que nos ayudan —los doctores Joaquín San José, Stella Maris Méndez, Manuel Varela o Lupe Valladares— y la escuela de enfermería, que nos presta los muñecos para que practiquen el masaje cardíaco. Luego se llevan tarea a casa que tienen que documentar y enviarnos por correo electrónico al nuestro para que complementen el entrenamiento del hospital con el domiciliario.

«Antes, sin estos tratamientos, la mortalidad era muy alta» 

Diego Fernández aborda la prevalencia de la enfermedad coronaria y sus tratamientos.

—En el área se atienden más de 350 casos anuales de cardiopatías isquémicas. ¿Son muchos?

—La enfermedad coronaria es muy prevalente. Cada vez los tratamientos son mejores. En Galicia contamos con el plan Progaliam —de atención al infarto agudo de miocardio—, donde cualquier persona que tenga un infarto, el 061 lo detecta y lo lleva al centro de hemodinamia más próximo para abrir la arteria culpable. Es genial porque los infartos quedan casi sin secuela. Si no se hiciese así esta patología que ahora casi no tiene consecuencias sería mortal. Antes la gente le tenía mucho miedo porque cuando no existían estos tratamientos la mortalidad del infarto en agudo era muy alta y en crónico también. Gracias al Progaliam y a los tratamientos ha cambiado muchísimo y para bien.

—¿Qué mejoras se consiguen?

—Primero se ha abierto la arteria, necesitamos flujo, que no progrese la enfermedad, que el ejercicio permita la síntesis de transmisores como el óxido nítrico y que la enfermedad ateroesclerótica no progrese. La zona que fue amenazada y que ha quedado hibernada es necesario que comience a recuperarse. En algunos pacientes estamos probando el hit de isquemia, que es cuando se ha abierto la arteria, pero se sigue detectando isquemia (sufrimiento miocárdico). En estos casos vemos que con las distintas provocaciones controladas el corazón se va adaptando, resolviendo la angina. Hasta ahora tenemos 12 casos, que nos han ido muy bien, esperamos contar con más en el futuro. También obtenemos mejoras en el perfil del colesterol, la tensión arterial. Buscamos hacer un efecto piña para que se den cuenta de que no son los únicos que han padecido este tipo de eventos, lo normalicen y se den cuenta de que pueden y hasta dónde pueden. Conseguimos que los grupos se vayan cohesionando y que unos tiren de otros. Al comienzo no sé si nos tienen mucho afecto, pero al terminar ya reconocen que han cambiado el chip. A los que acaban el programa les damos un diploma para que consten sus sacrificios y sus logros.