Cuntis se queda sin don Juan, el queridísimo y revolucionario cura que un día disgustó al vicario

PONTEVEDRA




El párroco que tocó en una orquesta, el de las camisetas de Queen o el que acabó pidiendo perdón por disfrazarse del magnate de Playboy acaba de ser destinado a Boiro
21 oct 2022 . Actualizado a las 16:29 h.Juan Carlos Martínez ya no es el cura de Cuntis. Con él no solo se marchó de la villa cuntiense un párroco. Se fue, como señalan algunos feligreses y otros que ni siquiera lo son, «toda unha institución no pobo». Su personalidad, arrolladora, implicada y activa en todos los ámbitos, ya llamaría la atención si fuese exclusivamente un ciudadano de a pie. Pero todavía lo hace mucho más siendo un hombre de Dios y sotana negra.
El párroco llegó a Cuntis en el año 2013, con 37 años, y cuando desembarcó en el municipio traía ya un curioso bagaje detrás. Había sido cura en el término coruñés de Oza dos Ríos y allí montó una orquesta con los vecinos, en la que él tocaba la guitarra y el bajo. La formación se llamaba París de Oza y era, en principio, una simpática parodia de la orquesta París de Noia. Pero luego se acabó convirtiendo en toda una alternativa para poner música en aquellos lugares donde era impensable económicamente contar con la verdadera orquesta París. Juan Carlos solía contar cómo actuaban «en riguroso playback» con aquella agrupación formada por albañiles, jardineros, jubilados y él mismo que únicamente cobraban el gasto del transporte a quien les llamaba para tocar.
Cuando el Arzobispado le mandó irse con la música a otra parte, Juan Carlos Martínez llegó a Cuntis y su irrupción en el municipio supuso todo un revulsivo para llenar la iglesia. No era raro escuchar a algunos vecinos decir que desde que él había llegado los bares se llenaban para el vermú dominical porque mucha más gente acudía a misa y luego se tomaba el aperitivo. El párroco, además de atraer a muchos jóvenes a la catequesis, se convirtió en uno más del tejido social y asociativo de Cuntis. Amén de hacer buenos amigos y contar una extensa pandilla. Una de sus aficiones era formar parte del desfile de carnaval. Un año, un atrevimiento por ese flanco le valió un buen tirón de orejas del vicario, que aunque destacó sus bondades como párroco le afeó que se le ocurriese formar parte de una carroza en la que se reproducían escenas de la mansión de Playboy. La cosa quedó en una riña sin mayores consecuencias. Pero sirvió para ver el cariño que le tenían en Cuntis al párroco, ya que una tromba de vecinos se presentó en una reunión en la que estaba el vicario para defender a Juan Carlos Martínez. Luego, los feligreses llenaron la iglesia e incluso viajaron hasta Cuntis vecinos de Oza dos Ríos para demostrarle al sacerdote que ellos también le apoyaban. Él, por su parte, pidió perdón desde el púlpito, al vicario y también al Arzobispo.
Juan Carlos Martínez demostró también en Cuntis que la solidaridad está entre sus prioridades. Así, se volcó con Cáritas con numerosas iniciativas. Una de las más mediáticas y peculiares fue la organización de partidos de fútbol benéficos en los que él mismo y otros compañeros sacerdotes se enfrentan a agentes de la Guardia Civil. No era esta la única ocasión en la que colaboraba con el instituto armado. Junto con el sargento Alberto Padín, preparó charlas para informar a los mayores no solo de cómo protegerse ante hurtos y estafas, sino de consejos sobre seguridad vial para el manejo de tractores e incluso pautas para tomar bien la medicación.
Siento el todoterreno que es, resulta muy difícil enumerar todas las actividades en las que el hasta ahora cura de Cuntis, que en su perfil de Facebook luce con camiseta de Queen, estaba implicado. Quizás algunas las mantenga a distancia. A principios de mes, tal y como él mismo cuenta, le tocó cruzar la ría de Arousa y marcharse para Boiro, donde cogerá alguna de las parroquias que hasta ahora llevaba don Paco, también es una institución en Boiro y Rianxo. Desde allí, cuenta que aunque con «algo de pena» por despedirse de Cuntis afronta con ilusión su nuevo destino: «Estou contento, claro que si, o recibimento foi bo», indica. Se ríe al otro lado del teléfono cuando se le pregunta si ahí participará en el carnaval o montará una orquesta o hará alguna otra cosa que siga cimentando su fama de cura revolucionario. Luego, dice: «Xa veremos, a ver co tempo o que pasa». Termina deseando que todo vaya bien en Cuntis, donde de momento sus compañeros están asumiendo las obligaciones que él tenía hasta ahora.