Jacobo, el vendedor de la ONCE de Bueu que repartió 3.400 euros como si diese millones: «Con la que está cayendo, todo vale»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Jacobo Marín, vendedor de la ONCE en Bueu que repartió un pellizco de 3.400 euros
Jacobo Marín, vendedor de la ONCE en Bueu que repartió un pellizco de 3.400 euros Cedida

Se dio cuenta de que le había tocado un pellizco a un cliente habitual nada más ver el sorteo. Está deseando verlo para saber si está tan alegre como él por el premio

04 oct 2022 . Actualizado a las 19:01 h.

Jacobo Marín, vendedor del cupón en Bueu, se levantó este martes con una alegría importante en el cuerpo. El lunes a última hora, cuando estaba viendo los sorteos de la ONCE, se dio cuenta de que a uno de sus clientes habituales le había tocado un pequeño pellizco: 3.400 euros en el sorteo Mi Día, en el que cada jugador tiene asignada una fecha, de las casi 37.000 que entran en el bombo cada día. Jacobo, que anteriormente repartió premios mucho mayores, dice que da igual que la cantidad sea pequeña. Que él se puso «muy, muy contento» porque «con la que está cayendo, todo vale. Cada euro cuenta. Y tres mil euros puede ser el sueldo de dos meses».

Él se dio cuenta por la fecha premiada, el 7 de marzo de 1959, que uno de sus clientes habituales había ganado los 3.400 euros del premio. Pero lo que no sabe es si este hombre, que suele jugar con cuatro fechas distintas, se habrá percatado ya de que la fortuna se puso de su lado. «No vino por aquí, ojalá se dé cuenta pronto», dice.

Jacobo, de 40 años, lleva media vida vendiendo cupones. Natural de la parroquia de Beluso, en Bueu, nació con una discapacidad visual que ahora mismo es del 72 %. Cursó estudios hasta COU, cuando se marchó a Madrid, ya con la ONCE, a estudiar Fisioterapia. «Por cosas de la juventud», como dice él entre risas, dejó la carrera. Y un día, más por rebeldía que por otra cosa, decidió probar suerte a ver si lo cogían como vendedor del cupón. Le dieron esa oportunidad. Y ahí descubrió que le encantaba ese trabajo. Estuvo años repartiendo cupones entre Marín y Estribela y, en el año 2014, desembarcó en su municipio, en Bueu. Tiene su puesto entre el centro social y la plaza de abastos. Cuenta que nada más estrenarse en Bueu repartió un premio de 35.000 euros y que luego vinieron muchos pellizcos más. Dice que todos los recibe con una alegría enorme, como si fuesen para él. Y espeta: «Una vez di mil euros y me puse yo más contento que el premiado».