«Á señorita Carmiña non lle gustaban os homes»: la maestra de Pontevedra que vivió a contracorriente

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Cedida polo Concello de Pontevedra

María del Carmen del Valle, que fue contra los cánones del franquismo para ser libre, es la protagonista de un TikTok que acumula miles de visitas

23 ene 2023 . Actualizado a las 18:06 h.

Seguramente, yendo a contracorriente como iba por la vida, no le gustase demasiado que le llamasen señorita Carmiña. Pero así es como se conocía a María del Carmen del Valle del Río, una maestra de Pontevedra cuya historia lleva años rescatando el Concello pontevedrés. ¿Por qué? Porque ella fue, ante todo, una mujer valiente que se saltó los cánones del franquismo para intentar vivir en libertad. Su historia, recuperada antes en una exposición o en forma de homenaje, ahora ya forma parte del mundo TikTok. Un vídeo colgado en esta red social por Helena López, dentro de la campaña que lleva a cabo la concejalía de Patrimonio e Memoria Histórica de Pontevedra, acumula miles de visitas y expande la historia de la singular señorita Carmiña, que literalmente pintó el mundo gris en el que le tocó vivir de muchos colores. 

@cousasrarismas

â¤ï¸â€ðŸ©¹A señorita Carmiña mantense na memoria daqueles que a coñeceron como unha muller de armas tomar, adiantada ao seu tempo, moi culta, de bo corazón e de estilo salvaxe.â¤ï¸â€ðŸ©¹ #amemoriadasmulleres #concellodepontevedra #dogrisaovioleta #coñecendomulleres #wlw #lgbt #comodibujar #elisaemarcela

♬ Pano Corado - Tanxugueiras

María del Carmen del Valle nació en el año 1915 en Cádiz, en una familia formada por su madre, María del Río, y su padre, un comandante francés llamado José del Valle Gautier. Se quedó huérfana muy pronto y la enviaron a vivir a Pontevedra. A Lérez, concretamente, donde quedó a cargo de don Leandro, un tío cura que tenía hijos, a los que también cuidaba él. En cuanto creció, aquella niña que se crio entre imágenes religiosas comenzó a sentirse y verse diferente a las demás. Vestía con pantalones ajustados de colores llamativos, botas militares, chaqueta o camisa y llevaba el pelo muy corto. En la mano portaba un anillo grande en forma de serpiente. No solo su aspecto era distinto. Parece que su orientación sexual también iba a contracorriente en aquellos tiempos. Tal y como se indica en el TikTok citado, «á señorita Carmiña non lle gustaban os homes». Y la historia cuenta que tuvo una novia en Couso que la abandonó para casarse con un hombre, algo que afectó emocionalmente a Carmiña.

En 1960 se fue a vivir a la aldea de Pidre, en la parroquia de Cerponzóns. Allí, construyó un mundo mágico. Su mundo. Pintó las paredes exteriores de su casa, una de cada color. Dibujó círculos, triángulos y rayos de sol sobre las piedras y llenó de colorido toda la estancia. En cambio, por dentro la casa era oscura, con cortinas rojas y armas, armaduras, cuadros y escudos familiares sobre la pared. Al parecer, tenía sobre su cama dos grandes serpientes talladas en madera. Hubo quien la calificó de loca, de bruja y de extravagante. Pero también muchos vecinos que apreciaron su carácter excéntrico, su inteligencia y su cultura. 

En ese mundo que construyó en Pidre no había lugar para hacerle daño a ningún animal. Todo al contrario, tenía un amor infinito hacia a ellos. Los vecinos de Cerponzóns, tal y como recogió el Concello en distintas publicaciones para recuperar la figura de la señorita Carmiña, la recuerdan viviendo con una tortuga, varios gatos y siete perros a los que cuidaba, quería y alimentaba como si fuesen personas. Andaba en bicicleta que, como no podía ser de otra manera, también adornaba con colores. 

No tenía formación como maestra, pero lo fue. Su buena mano con los niños hizo que numerosos padres los mandasen a su casa para que aprendiesen sumas y restas o sus primeras letras. Las clases, que en el colegio eran separadas por sexos, se convertían en mixtas en la casa de la señorita Carmiña. Los alumnos que las recuerdan hablan de su rectitud como docente, pero también del cariño y la generosidad que desprendía hacia los niños. Enseñaba valores y, si hacía buen tiempo, impartía sus lecciones a la sombra de un peral. 

Una dolencia en una pierna le hizo perder movilidad. Y llegó un momento que ya no pudo vivir sola y se trasladó con unos primos y luego también fue cuidada por una vecina. Dicen que al final de su vida se rodeó casi en exclusiva de sus perros y gatos, que era la compañía de la que más disfrutaba. Murió en agosto del año 1998. 

A partir de ahí, fueron varias las ocasiones en las que el Concello de Pontevedra puso en valor su historia. Con cada acto, numerosos vecinos de Cerponzóns y antiguos alumnos iban rescatando de su memoria lo que había supuesto en sus vidas la señorita Carmiña. Son relatos que dan muestra del mundo bonito que ella intentó crear. Esto contó un hombre llamado Ramiro: «Iamos con ela aos niños dos paxaros... colliamos os ovos ela comíaos. Tamén iamos a Monte Porreiro e colliamos plantas de árbores que despois ela plantaba na finca da casa. Ata plantaba mimosas bravas. Gústaballe ter de todo». 

Ahora, la historia de la señorita Carmiña está también en las redes sociales. El TikTok hecho por Helena López se enmarca en una campaña del Concello de Pontevedra para hacer vídeos de las biografías que se compilan en la página web www.dogrisaovioleta.gal, la cara más visible del proyecto municipal para reconstruir, de modo colectivo y cooperativo, la historia de numerosas mujeres de Pontevedra.