Noemí Martínez, árbitro internacional de ajedrez: «En la Olimpiada de la India sentí que había nacido para esto»

Noemí Martínez es una de los dos árbitros que vigilan las partidas del Campeonato de España que se disputa en Sanxenxo. En la carta de presentación advierte de que solo el 10 % de las fichas son femeninas. A ella no le importó cuando con 16 años fue campeona de Cataluña y le venció a un hombre. «Me dijo que si ganaba era porque me había ayudado mi padre», recuerda Martínez. Dos años después, junto a su pareja, se sacó el título de monitora y árbitro. Pasó de la categoría autonómica, a nacional, colegiada Fide y ahora, internacional. Acaba de llegar de las Olimpiadas de la India. «Ahora lo disfruto muchísimo, en la India sentí que estaba haciendo algo para lo que había nacido. Frente a los cuatro tableros que controlaba, no veía más. Estaba haciendo lo que quería», añade.

No lo ha tenido fácil. Noemí tiene una discapacidad porque padece fibromialgia y tiene un grado bajo de asperger. «Me lo diagnosticaron el año pasado y tengo 40 años», explica poco antes de empezar las rondas del penúltimo día. Es la primera en llegar a la sala y la última en irse. «Compruebo que todo está bien, que no queda nada tirado cuando acabamos. Al día siguiente todo tiene que estar perfecto», advierte.

Cuando no arbitra, trabaja como teleoperadora de la Agencia Tributaria. «Del arbitraje no se puede vivir, sacas unos dos mil o tres mil euros año, que es una ayuda», indica Martínez, que tuvo la oportunidad de viajar a la India porque la Federación internacional obliga a que el 25 % sean mujeres. Para poder ir, tuvo que pedir una excedencia en su trabajo: «A veces salgo perdiendo económicamente, pero es un orgullo poder hacerlo siendo mujer y discapacitada».

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