Entidades sociales de Pontevedra avisan: «Hay gente que está pidiendo créditos de 100 o 50 euros y luego la asfixian a intereses»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Indican que en muchos casos las condiciones de esos préstamos «rozan la usura» y que la angustia que genera no lograr afrontarlos es enorme

22 sep 2022 . Actualizado a las 18:48 h.

Con la inflación apretando los bolsillos y el complejo mes de septiembre —el del desembolso de la vuelta al colegio— en pleno apogeo, tanto entidades benéficas de Pontevedra como oficinas de consumo están detectando un aumento de personas que, ante la desesperación económica, solicitan créditos rápidos. A veces piden el dinero por teléfono, sin que les soliciten ningún aval ni documentación. Lo tienen casi al momento en su cuenta. Pero el peaje es importante. «Estamos viendo condiciones de auténtica usura en créditos rápidos. Es terrible», dice María Álvarez, técnica de la Asociación de Consumidores Provincial Rías Baixas.

Álvarez cifra entre un 15 y un 20 % el aumento de consultas que atiende por la petición de esos créditos que, en buena parte de los casos, «son abusivos y son dados por auténticos chiringuitos financieros». La experiencia le indica que las condiciones en la que se presta ese dinero son tan abusivas que aunque llegue a producirse un impago la entidad en cuestión no suele llegar al juzgado. «No les interesa, porque claramente el préstamo se dio sin información, sin tramitar documentación y en condiciones de usura», indica. Pero eso no significa que el que debe el dinero vaya a estar tranquilo. Todo el contrario, indica Álvarez, pasa por un auténtico calvario: «La gente nos está llegando con angustia, porque la llaman de forma continua para decirle que van a meterla en una lista de morosos o que van a enviarles a una empresa de cobro». Por ese motivo, insiste: «Hay que lanzar una alerta para que no haya personas, sobre todo mayores, que tramiten esos créditos sin ver las condiciones por escrito. Solicitar dinero por teléfono, sin saber las consecuencias que traerá, es un gran riesgo. Pensamos que eso no pasa aquí, pero está ocurriendo en Pontevedra. Hay gente desesperada porque les llega un hijo en paro a casa y lo primero que hace es pedir ese dinero». 

«No logran hacerle frente»

También en las oenegés son conscientes de que este es un problema que está yendo a más en estos tiempos de economía convulsa. Berta Segovia, trabajadora social de Cruz Roja en Pontevedra, indica: «Hay gente que pide créditos de 50 o 100 euros y luego la asfixian a intereses. Lo devuelven en cantidades muy pequeñitas, igual de 10 0 15 euros, pero acaban pagando muchísimo dinero. Y a veces no logran hacerle frente porque, en economías muy vulnerables, sumar ese cargo es muy complicado».

Pepa Vázquez, que forma parte de la oficina de derechos y deberes que tiene la oenegé Boa Vida en la ciudad del Lérez, dice que llegaron a lidiar con situaciones complejísimas a cuenta de la concesión de uno esos créditos que se dan con tanta facilidad: «Tivemos algún caso no que lle fracturou a vida completamente a quen o pediu, porque a débeda que acumulou foi enorme pese a non solicitar unha cantidade moi grande». Vázquez cree que hay un perfil muy concreto de personas proclives a solicitar estos préstamos: «Son os chamados pobres vergonzantes. Chegado un momento de crise, como pode ser o actual, non son quen de manter o seu nivel habitual de vida. E néganse a pedir axuda a Cáritas ou a Servizos Sociais, entón buscan axuda á desesperada, recorrendo a eses cretos, que lles acaban complicando moitísimo a vida». Las entidades sociales hacen un llamamiento al sentido común: «Nadie regala nada».

Siguen las quejas por la luz: «Hay una revolución tras empezarse a pagar el tope del gas» 

No remiten, sino todo lo contrario, las quejas por los recibos de la luz. María Álvarez recibe a muchos clientes desesperados por la subida del recibo en la oficina de la Asociación de Consumidores Rías Baixas, en el edificio de la Xunta de Benito Corbal. Dice que estos días hay una avalancha de consultas porque los consumidores, sobre todo los que están en el mercado regulado de la electricidad, están empezando a pagar el llamado tope del gas. Es decir, el ajuste que se está aplicando ahora en las facturas de la luz y que no siempre viene bien explicado, sino que simplemente se factura como coste de la energía. «Hay una revolución al empezar a pagarse este tope del gas», señala Álvarez.

Son muchos los que están viendo incrementados sus recibos por esta cuestión y, aunque la reacción inmediata es tratar de pasarse al mercado libre, técnicos como María Álvarez advierten: «Está bien ser infiel a las compañías, pero con sentido común. Si se va a cambiar de compañía hay que preguntar muy claramente cómo se va a cobrar ese ajuste derivado del tope del gas, porque normalmente el precio que ofertan por kilovatio no lo está incluyendo. Y se va a pagar».

Dice que pese a las campañas de la asociación de consumidores hay personas que siguen facilitando sus datos de la factura eléctrica o bancarios por teléfono. Y que eso a veces implica desagradables sorpresas. Puso el ejemplo de una ciudadana pontevedresa cuyo caso atendió en los últimos días: «Vino aquí su hija desesperada porque a su madre la llamaron por teléfono, dio todos sus datos y la cambiaron de compañía, así de rápido», indica.