Álvaro Cortés: el jugador que quería ser Casillas

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

ADRIAN BAULDE

El portero del Pontevedra CF peleó para poder ir a una escuela de porteros tras su pasó por la base del Rayo

13 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al acabar el partido frente al Talavera, el entrenador del Pontevedra CF, Antonio Fernández, aseguraba que lo mejor del partido había sido la victoria y la portería a cero. El resto, había que pulirlo para no darle opciones al rival. Parte de ese mérito de no encajar lo tiene Álvaro Cortés, que tras la sesión del lunes es aún más positivo. «Estoy de acuerdo con el míster, pero hemos conseguido la victoria y buenas sensaciones. Se obtuvo la recompensa con el aliciente de tener la portería a cero», explica el portero madrileño, que ha regresado a la titularidad después de dejarla a mediados de la temporada pasada en favor de Pablo Cacharrón. No se sabe qué habría pasado si el otro guardameta no se hubiese lesionado antes de empezar la liga, pero Cortés tiene claro que no va a desaprovechar la oportunidad por la que pelea desde que era un niño.

Este madrileño de 24 años soñaba con ser portero casi desde que aprendió a caminar, pero era el hermano pequeño de una familia en la que a su madre, Yolanda Valiente, no le gustaba que fuese guardameta. Así que empezó con apenas cuatro años en la cantera del Rayo Vallecano como jugador. Tenía cualidades para el fútbol, pero no acababa de despuntar. «Yo veía a Iker Casillas y quería ser como él», recuerda Cortés, que cuando España ganó la primera Eurocopa tenía solo 10 años. La oportunidad tardó en llegar. Por mucho que insistía, su madre no cedía. En una de sus últimas visitas a Pontevedra, cuando el equipo celebró la ofrenda floral en la Peregrina, Yolanda reconocía que «la madre del portero siempre sufre mucho». Ella lo sigue haciendo desde su casa de Madrid o desde el campo cuando viene a Galicia.

Tras esos primeros años en el Rayo y mucho antes de llegar al primer equipo, Álvaro fue uno de los descartes del club. Lo que podía parecer un varapalo, él lo entendió como una oportunidad. «Yo quería seguir siendo portero. Me fui al equipo del barrio, el Vallecas, pero los fines de semana iba a la escuela de porteros», explica. Su madre entendió que era el momento de darle una oportunidad. Y en pocos días le hablaron de las cualidades de su hijo para esa posición.

Cada vez estaba más cerca del sueño de ser Casillas. «Compaginaba todo, el fin de semana entrenaba como portero y el lunes volvía a ser jugador», señala con humor sobre una etapa en la que acabó diciendo claramente a su familia, y en especial a su madre, que «iba ser portero, si al verme iba a sufrir, era mejor que no acudiese». Ese tesón del que hace gala desde que se enfundó los guantes en la escuela de porteros lo mantiene hoy para pelear por la titularidad. Juanjo Troyano, su entrenador, le enseñó a sacar ese potencial que tenía para estar bajo palos en la escuela de Cedillo del Condado, en Toledo, a donde sus padres lo llevaban cada domingo para ayudarlo a soñar. Yolanda sigue sufriendo desde Vallecas cada vez que Álvaro está bajo palos, pero reconoce que está donde siempre quiso y es su fan número uno. Del equipo del barrio fue dando pasos hasta el San Fernando de Henares, el Leganés B y el Sanse, desde donde llegó a Pontevedra en el verano del 2021.

«Todos seremos protagonistas»

La temporada pasada, tras una decena de partidos como titular, Pablo Cacharrón le arrebató la portería. Lejos de verlo como un problema, volvió a sacar su arrojo para intentar revertir al situación. «Lo dije el año pasado y lo digo ahora que soy titular, el fútbol son momentos. Ahora estoy cómodo, muy a gusto, la liga es muy larga y va a ser imposible que todo el mundo esté bien. Todos vamos a ser protagonistas en algún momento», señala el portero titular del Pontevedra CF. A él le toca serlo ahora, aunque reconoce que en la última jornada «no tuve mucho trabajo».

El equipo se prepara para visitar Riazor el próximo domingo. No será un día más. Acudir a un estadio en el que 20.000 gargantas aclaman a un equipo es para él casi un sueño. «Es por lo que llevas años jugando al fútbol, a todos nos apetece un estadio con ambiente, cuanta más gente haya en las gradas, mejor», asegura Álvaro Cortés con la seguridad que da el contar con la confianza del míster.