Tambo, una isla con historia en peligro por el incivismo de sus visitantes

Dani Cons / S.B. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Imagen de la Illa de Tambo cubierta por una manta de niebla este pasado fin de semana
Imagen de la Illa de Tambo cubierta por una manta de niebla este pasado fin de semana Ramón Leiro

Los curiosos siguen yendo ignorando las consecuencias y prohibiciones

09 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia, un rincón donde maravillosas islas, con sus playas de arena blanca y grandes espacios forestales, navegan por sus aguas, construyendo un paisaje que enamora y atrae a cantidades de turistas, sobre todo con la llegada del verano. Un aumento que favorece a numerosos sectores, pero cuya llegada causa también algunos estragos en el ambiente.

La Isla de Tambo, bañada por la ría de Pontevedra, es uno de los lugares que más reclamo turístico despierta, no solo para los veraneantes, sino para los propios vecinos de la zona. Un lugar frecuentado cada día por numerosas embarcaciones repletas de personas que visitan la isla para disfrutar con y de ella, a pesar de que su acceso está restringido.

Desde el pasado marzo, esta isla se encuentra bajo la titularidad del Concello de Poio, quién estableció, en un principio, un Plan de Usos para proteger y controlar este espacio natural, coordinado por el arquitecto Sergio Portela: «Es fundamental entender que la isla, que ha estado en una situación muy especial y que se va abrir al público, tiene que hacerse ordenadamente, para que no haya un desastre ecológico que, de hecho, ya lo hay».

Su larga historia y tradición castrense y de isla empleada como monasterio y lazareto —donde se trasladaban en antaño a los infecciosos por la lepra—, dejó en todo su espacio unos restos que tienen un gran reclamo e interés, así como todo su paraje natural de ensueño, que con los años, se vio lentamente destruido por la masificación de visitantes incívicos que accedían y, siguen haciéndolo, sin permiso. «Hay un ecosistema muy especial, que es la Playa de Area da Illa, con una duna alarmante. Y quién está en primera línea con la duna es una planta que apenas ya queda en toda la ría, por la gran cantidad de gente que acude a las playas. Y también después, hay una cantidad de animalitos que, por este mismo motivo, ya no los hay», denuncia el arquitecto.

Dentro de este Plan de Usos, existen también un Plan de Emergencias, derivado a un Plan de Autoprotección, y luego un Plan de Prevención y Extinción de incendios, que se deben de entender y conseguir conjuntamente para poder abrir la isla con total seguridad para el público. Una apertura que, Sergio Portela, quiere recordar que no está cerrada, ya que con un permiso autorizado es posible acceder. «La isla se puede visitar mediante grupos y si se pide de una forma muy concreta. Llamando al Ayuntamiento o a través de la web de la Diputación de Pontevedra, se puede organizar una».

Unos permisos que se requieren no solo por obligatoriedad, donde cabe recordar que acceder sin ellos puede ocasionar multas económicas. Sino también, por protección y seguridad de los visitantes. «Hay unos sitios en la isla bastante peligrosos, como el muelle de Adreira, que está con una barandilla oxidada y en mal estado. O casetas con riesgo de desplome por paredes desgarradas. Imagínate si alguien se cae y se lastima, o se rompe un tobillo allí dentro, ¿de quién es la responsabilidad? Tendrá que ir un helicóptero a buscarla. ¿Lo va a pagar esa persona? Por lo tanto, la gente tiene que entender que hay que hacer las cosas bien», explica Sergio Portela.

Riesgo de incendio

Una isla cuyo 95% de entorno forestal está repleto de eucaliptos, el gran enemigo de los gallegos cuando llega el verano. «Hay un peligro extremo de incendio. Y si eso se quema, no solo es que se queme toda la isla, sino toda la ceniza que originaría eso, esa biomasa que lleva tanto tiempo ahí almacenada, produciría una contaminación de toda la isla bestial. Solo hay que tener paciencia para acceder a la isla por todas estas circunstancias», comenta Portela, recordando a unos adolescentes que fueron pillados hace unas semanas fumando en la isla.

Los objetivos a alcanzar en esta isla están claramente definidos por el Concello de Poio y, antes de una apertura total al público, quieren tenerlos conseguidos. Además de otras circunstancias, como la retirada de la duna de unos merenderos y pequeñas construcciones como aseos y de abastecimiento de tropa, o un Plan Forestal contemplado a 20 años. Por lo tanto, son unos objetivos que, debido a su dificultad, no se pueden pretender conseguir a la ligera.

«Muchas veces la gente nos pregunta porque no se puede ir a Tambo y, en cuánto se lo explicamos, en 10 minutos nos acaban dando la razón y lo entienden perfectamente. La isla es un tesoro que hay que preservar y conservar para todos».