Patricia Almarcegui, escritora: «Viajar para una mujer y hacerlo sola es añadir un plus de peligrosidad y dificultad»
PONTEVEDRA
La autora de Cuadernos perdidos de Japón participa en el programa Afinidades Electivas en la librería Paz
02 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando uno se adentra en las páginas de Cuadernos perdidos de Japón descubre que Patricia Almarcegui trasciende lo meramente turístico: «Me gusta que tu lectura haya hecho que me consideres viajera. Todos somos viajeros y todos somos turistas, pero sí, mi mirada es, quizás, más detallada, más minuciosa, ve el viaje como una forma de conocer, de aprender, de estar muy atenta a todo lo que ocurre y veo la suerte inmensa que tengo de haber ido a un sitio que, en principio, parece las antípodas de mi mundo».
—Tengo la sensación de que muchos consideran a Japón como la sociedad cuasi perfecta, pero que, si se escarba un poco, salen muchas sombras, ¿no?
—Sí. Es una de las cosas que ha sorprendido de este libro, que hable de las sombras de un país, de las dificultades, de las desigualdades, de las carencias, de cómo viven las mujeres... Parece que la literatura de viajes está asociada a momentos y experiencias felices. Un país se compone de lo bueno y de lo malo, por lo que hay que dar luz a las dificultades aunque parezca una sociedad perfecta. No existe un lugar perfecto.
—Viajó en dos ocasiones a Japón, en el 2009 y 2018. ¿Percibió algún cambio en el país?
—No me da la sensación de que Japón cambiara tanto en esos años porque creo que lo que sí había cambiado era nuestro país. Tuvo una modernización mayor. También se ha desarrollado más durante esos años la atracción y la admiración de la gente más joven por Japón y eso hace que el Japón del 2018 me pareciera más próximo.
—Lo que parece que no cambia es ese tópico de que Japón es un país de contrastes.
—Sí. Creo que un gran contraste sigue siendo el de las ciudades, el que estás en el interior de un alojamiento que es absolutamente modernos y bajas a la calle y estás en unas callejuelas que representan el Japón más tradicional, con estructuras de maderas. Podrías viajar perfectamente al Período Edo. Y estoy convencida de que las mismas adolescentes que se visten como cualquier tribu urbana, lo hacen un fin de semana y al siguiente se ponen el kimono y van a alguno de los templos. Convive lo más moderno y lo más tradicional.
—En el encuentro que va a mantener con Kirmen Uribe en Paz, imagino que una de las cuestiones que van a abordar es el del machismo.
—Sí, y seguro que vamos a hablar de lo que es el viaje. Lo que es viajar para un hombre y lo que es para una mujer, pero también de cómo es la vida de las mujeres en Oriente como en Occidente.
—¿Qué diferencias hay a la hora de viajar?
—Principalmente que, de manera general, la mujer se arriesga mucho más, tiene más dificultades, a que sea violada... Viajar para una mujer y hacerlo sola es añadir un plus de peligrosidad y dificultad, sin ninguna duda.
—Sin embargo, hay voces que directamente niegan esta realidad.
—No sé si la negarán más hombres o más mujeres, pero aludo a mi experiencia como viajera y que lo hace en solitario, y he tenido que hacer cosas que otros viajeros hombres no han tenido que hacer. Por ejemplo, saber que cuando anochece es mejor quedarte en el hotel o donde estés alojada. Siempre suelo repetir que el espacio público sigue siendo un espacio que sigue siendo peligroso y estando vetado para la mujer tanto en Oriente como en Occidente, pero, sobre todo, a partir de que oscurece.
—¿Llegaremos a ver cambiada esa realidad?
—Creo que sí. Las mujeres, desde luego, están viajando más solas y espero que sí, espero que no haya una involución en eso porque sino estamos perdidos y perdidas. Ojalá cambien un poco.