1899: El sueño frustrado de la Azucarera Gallega

Marcos Gago Otero
marcos gago PORTAS / LA VOZ

PONTEVEDRA

La azucarera de Portas y su chimenea visitable, en la actualidad
La azucarera de Portas y su chimenea visitable, en la actualidad Martina Miser

Los empresarios impulsores de la fábrica de Portas buscaban trabajadores hace 123 años para levantar una estructura que cayó en desuso en 1903 y cuya chimenea, un siglo después, es un símbolo local

28 jun 2022 . Actualizado a las 09:14 h.

Los promotores de la Azucarera Gallega, el principal proyecto industrial que vio Portas en el siglo XIX, estaban convencidos del éxito de su proyecto y no regatearon esfuerzos ni dinero para llevarlo a cabo. En una Galicia deprimida, económica y moralmente tras la pérdida para España un año antes de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, la construcción de la Azucarera de Portas era una esperanza. Lamentablemente el tiempo se iba a encargar de empañar estas expectativas, pero hace 123 años nadie se imaginaba que la factoría, que se inauguró en 1900, iba a acabar echando el cerrojo en 1903.

Prueba de ese optimismo inicial estaba en la febril búsqueda de obreros en el verano de 1899 para la obra de la fábrica y su espectacular chimenea, actualmente convertida en un símbolo para la comarca pontevedresa y orgullo de los vecinos de Portas. Hacían falta manos y los empresarios que impulsaban el proyecto lo hicieron saber a través de La Voz de Galicia. Hoy hace 123 años se publicaba una reseña, breve pero significativa, en una sociedad donde el desempleo empujaba a millares de jóvenes a la emigración. «Se admiten toda clase de trabajadores para la construcción de los edificios de la fábrica, en cuyas obras habrá trabajo para un año, cuando menos».

Inauguración en 1900

Solo unas pocas semanas antes, en mayo, en La Voz de Galicia se evidenciaba este optimismo en una crónica desde Caldas. «Dieron principio los trabajos de excavación para la apertura de zanjas de los cimientos y canal de desagüe de la fábrica Azucarera Gallega, que se establece en esta villa, en las inmediaciones de la estación del ferrocarril». Se añadió: «Estos días se ocupan los Sres. Salgado y Dalmau en el replanteo de la obra, y en organizar todos los trabajos a fin de dar el mayor impulso posible a las obras de construcción, que pronto tomarán desarrollo».

Si en algo no se equivocaron los cronistas de la época fue en que la construcción de una factoría del tamaño del complejo industrial de Portas iba a ocupar mucho tiempo. La inauguración tuvo lugar en octubre de 1900. En los días previos a que abriese sus puertas, La Voz de Galicia explicó a sus lectores que «se probaron ya dos máquinas en la fábrica con muy resultado». También se comunicó que «estos días se procede a la recolección de la remolacha en los puntos lejanos a la fábrica y pronto se dará orden para hacerlo en estas inmediaciones».

Aquí estaba uno de los problemas a los que se enfrentaron los industriales. Las azucareras proliferaron en Galicia en el cambio de siglo y no había ni tradición de cultivo masivo de remolacha ni producción suficiente para todos. Las dificultades de rentabilidad empezaron a notarse pronto, pero se intentó seguir adelante, con la convicción de que los labradores acabarían por cultivar la remolacha tanto como lo hacían con el maíz o las patatas. Fue un error de cálculo.

Algo no iba bien ya desde el principio y en un demoledor artículo, un especialista publicó en La Voz de Galicia su crítica a los consejos que se estaban dando a los agricultores para el cultivo de la remolacha. La así llamada cartilla práctica para instruir a los agricultores sobre la mejor manera de cultivar remolacha era un trabajo «con crasísimos errores» y que, en opinión del articulista, se debía a que se trataba de una traducción de folletos de otros países, «con competencia muy discutible», y que no tenían en cuenta las especificidades del clima gallego para la plantación aludida.

Liquidación definitiva

Aún así la fábrica empezó a producir y comenzó 1903 con ciertas expectativas de futuro, a tenor del acuerdo del consejo de la sociedad que hizo público en enero de ese año. «Por unanimidad se acordó facilitar al consejo todos los medios y darle amplias autorizaciones para proseguir con empeño y sin escatimar recursos de ninguna clase, la campaña azucarera del presente año, que no se duda sea de resultados satisfactorios, dada la reacción que en favor del cultivo de la remolacha se observa en la zona de la fábrica, y gracias a las acertadas y activas gestiones de su dirección».

Este acuerdo fue como el canto del cisne. El 6 de diciembre de ese mismo año, La Voz de Galicia daba cuenta del cierre de la factoría. «La comisión directiva de esta sociedad convoca a los señores accionistas a junta general extraordinaria, que se celebrará el día 15 del corriente, a las tres de la tarde (hora oficial) en sus oficinas de Riego de Agua 12, principal, para dar cuenta del traspaso de la fábrica a la Sociedad General Azucarera de España y tratar la liquidación de la sociedad».