Prisión para el donjuán que afirmó ser broker, ocultó que estaba casado y timó a una pontevedresa

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La Audiencia Provincial le impone dos años y dos meses, y el pago de una indemnización de cerca de veinte mil euros

28 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Como autor de un delito continuado de estafa ha sido condenado a dos años y dos meses de prisión un donjuán que timó a su novia pontevedresa. La sentencia de la Audiencia Provincial establece, además, que Iván S. G. debe indemnizar a la víctima con algo menos de veinte mil euros, al tiempo que absuelve a la esposa del acusado y le impone al padre del ahora condenado como partícipe a título lucrativo a que, de modo conjunto y solidario con su hijo, indemnice a la denunciante con otros cuatro mil euros.

Se considera acreditado que víctima y acusado se conocieron en la primavera del 2014 y mantuvieron una relación durante algo más de un año, hasta junio del 2015. Durante este tiempo, ambos convivieron puntualmente en el domicilio de la pontevedresa, aunque era frecuente que Iván S. G., natural de Bilbao y de 47 años, «se ausentase durante períodos máis ou menos longos por supostos motivos de traballo como broker, alegando viaxes a cidades como Londres ou Hong Kong».

Asimismo, los magistrados de la Audiencia de Pontevedra tienen claro que la víctima desconocía que Iván S. G. estaba realmente casado, extremo del que solo tuvo conocimiento en torno al mes de febrero del 2015 por terceras personas. De hecho, un mes antes y después de haber estado casi cuatro semanas sin apenas comunicación con este último, el encausado se presentó en la ciudad del Lérez «mostrándose abatido e triste, o que motiva que [a denunciante] se interese polo seu estado e as causas deste».

Fue entonces cuando este le trasladó que se encontraba «nunha perentoria situación económica de dimensións familiares», por lo que la pontevedresa se ofreció a ayudarlo. Es por ello que terminó suscribiendo un préstamo bancario por 50.000 euros «pretextando ante a financeira que iría destinado á explotación gandeira que rexenta o seu irmán». Esta cantidad fue ingresada en la cuenta de la pontevedresa, si bien, «sen que conste como puido facerse coas chaves da banca electrónica» de la perjudicada, Iván S. G. realizó una serie de transferencias que, en algunos casos, sirvieron para cancelar préstamos o minicréditos a nombre de su esposa, «sen que conste que fose esta quen os solicitase».

La resolución delimita el delito a esta cuestión y omite otras situaciones alegadas por las acusaciones. Y es que la Audiencia sostiene, por ejemplo, que la relación persistió meses después de haber sido informada la víctima de la doble vida de su novio, por lo que, «se o feito de saber que estaba casado non determinou a ruptura inmediata e irreversible da relación sentimental con esta persoa, xorden serias dúbidas de que a ignorancia previa sobre ese extremo fose en realidade determinante de engano ningún en relación coa solicitude do crédito». Asimismo, «non se aprecia que o imputado fixese alarde dun alto nivel de vida nin de elevados ingresos, con vistas a crear artificiosamente ante [la pontevedresa] unha aparencia afastada da realidade».