Gonzalo Aguiar, primer ciclista olímpico: «Respiro, vivo y sudo ciclismo»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

AINHOA LÓPEZ

El corredor vigués trabaja como mecánico en el equipo Supermerados Froiz después de competir en Seúl 88

20 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Gonzalo Aguiar tiene casi menos tiempo libre que cuando era ciclista en activo y recorría Europa a lomos de su bicicleta. Tiene un hueco antes de salir hacia Extremadura, donde le toca competir al Supermercados Froiz. Vigila sus bicicletas y que el material esté a punto para cada carrera. Desde este año es su mecánico, el responsable de que la parte técnica no falle. Ha vuelto al ruedo del ciclismo después de haber estado años atrás formando parte del staff técnico de otros equipos, pero en realidad nunca se ha ido. «Yo vivo, respiro y sudo ciclismo», explica Gonzalo Aguiar, que además tiene una tienda de bicicletas en Vigo con su mismo nombre. En él todo pasa sobre dos ruedas. «Me llamó Evaristo Portela para unirme al equipo, esta es una casa seria y tenía ganas de estar aquí. Cuando empezaron, corrí con el Froiz en el equipo de BTT que tenían y ahora vuelvo a estar aquí, es un círculo que se cierra», explica Gonzalo Aguiar desde la sede pontevedresa del conjunto alimenticio. Incluso en sus paredes hay fotos de esa etapa que compartieron hace tres décadas.

A punto de cumplir 56 años, fue el primer ciclista gallego en participar en unos Juegos Olímpicos. «Fue ya el siglo pasado», dice con humor, al mismo tiempo que recuerda perfectamente cómo fue llegar a Seúl 88 con tan solo 21 años. «Una pasada, de repente te ves ahí con estrellas del deporte como Carl Lewis o Ben Johnson, que ese año fue descalificado por dopaje en la final de los cien metros», recuerda Gonzalo Aguiar. De ese verano olímpico tiene todo tan presente como si hubiese ocurrido ayer. Y eso que el recorrido de la prueba no le benefició. Quedó en el puesto 80, «pero llegamos casi cien al esprint final y eso a mí no me favorecía, necesitaba más dureza en la carRera para poder hacer algo. Lo que gané es mucha experiencia y aprendizaje», recalca. Treinta y cuatro años después intenta inculcar esos valores que fue adquiriendo con el paso de los años a su hijo Lucas, también ciclista, y a los corredores del Froiz.

Aguiar reconoce que quien se sube a la bici graba a fuego en su piel la palabra sacrificio. Debe escoger entre el disfrute y el trabajo y casi siempre gana el segundo. «Siempre le digo a mi hijo que si lo hacemos, lo hacemos bien», explica sobre la posibilidad de quedarse a medio camino. «A veces pienso ‘dónde metí al chaval’. Él tiene ganas y cualidades, a mí me gustaría que fuese profesional, pero es su camino», recalca Gonzalo, que ahora siente con Lucas lo mismo que vivió él. «Ves como todos tus amigos se van de fiesta y tú no puedes, te vas para casa porque al día siguiente toda entrenar», recuerda.

Como padre ahora está el otro lado. Cuando era joven y salía horas y horas en bici, no pensaba en cómo lo podían estar pasando sus padres. «Antes andaba mucho solo por la carretera y ahora pienso todo el rato en que no le pase nada. Cada vez hay más atropellos», explica el veterano corredor vigués. Todos estos sacrificios que él sumó a su mochila le llevaron a convertirse en un corredor profesional y a ganar el año de los Juegos Olímpicos el Campeonato de España. Se formó en el Club Ciclista vigués y de ahí saltó al Gres de Nules, en el que coincidió con Evaristo Portela, hasta que pasó al Class Central Lechera Asturiana, donde compitió en profesionales. Tras esa etapa dio el salto a Portugal de la mano del Tensai, antes de volver a amateur como corredor de BTT en el Froiz.

Tras su etapa como ciclista montó una tienda bicicletas en Vigo, aprovechando esos conocimientos de mecánica que tenía y que también lo llevaron a impulsar el Xacobeo Galicia, un equipo ya desaparecido. Fue una decepción en el momento, pero un aprendizaje para poder desempeñar ahora el trabajo que hace en el Froiz.

Gonzalo

De esos años del «siglo pasado» a los que él hace referencia a ahora, el ciclismo es otro. Se va sobre dos ruedas, pero todo cambió. «Antes íbamos más por sensaciones, no sabías mucho si tendrías fuerzas o no, era como salir a ciegas. Sin embargo, los equipos ahora tienen preparadores físicos, cuidan la alimentación con nutricionistas y tienen pautas de sueño», explica Gonzalo Aguiar sobre cómo se trabaja en el Supermercados Froiz. «Fíjate en la fisonomía de los ciclistas, hasta eso ha cambiado», recalca. Lo único que sigue igual es el esfuerzo para llegar lejos en una disciplina tan dura como esta. «Tienen el mismo mérito porque siempre hay que subirse a la bicicleta y dar pedaladas», recalca después de una vida sobre ruedas.