Así es la casa rural en la que el rey emérito se hospedaba en Sanxenxo antes de instalarse con Pedro Campos

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

«Para nosotros la visita del rey es nuestro mayor sello de calidad», dice Elena Gondar, responsable de la Casa de O Sear

22 may 2022 . Actualizado a las 19:30 h.

Antes de que el rey emérito tomase la casa de Pedro Campos como puerto base, su lugar de descanso en Sanxenxo estaba a muy pocos kilómetros. La casa rural de O Sear tenía este viernes libre la habitación que ocupaba Juan Carlos I cuando cerraba para él solo y su equipo un establecimiento rústico que lo recibió por primera vez en el años 2002. Elena Gondar, al frente del hotel, recuerda que la primera vez que se hospedó ella era una niña. Poco después repitió con la Volvo Ocean Race, el primer gran evento náutico que situó a Sanxenxo en el mapa deportivo. A partir de ese año, las regatas se convirtieron en un atractivo más y en uno de los principales reclamos para las múltiples escapadas del entonces rey de España.

Tras esa primera estancia, vinieron otras. Después estuvo unos años sin venir hasta que la Casa de O Sear recibió la llamada de Pedro Campos. «Llamó por teléfono porque venía el rey y necesitaban hospedarlo, pero había sido de la noche para la mañana y nosotros ya teníamos casi todo ocupado». Recuerda Elena que aún así intentaron mover a algunos de sus huéspedes habituales. «Pero ya no fue tan fácil, había reservas desde hacía tiempo de gente que no conocíamos y no podíamos reubicar», explica la responsable de la casa rural, que recuerda la llamada de Pedro Campos: «Habló con mi madre y le dijo: ‘Loli, no te preocupes, se queda en mi casa'». Eso fue en el 2013 y el punto de partida para que el rey emérito cambiase la casa de O Sear por la residencia de su amigo en Nanín. Pero, ¿como eran esas estancias? Elena Gondar sonríe mientras enseña los detalles de la habitación de Juan Carlos I. En el hotel todavía guardan una foto de familia con él. «Se hospedaba el tiempo que duraba la regata, era un hombre muy sencillo, siempre se dice lo mismo, pero es verdad. Él baja los peldaños para ponerse a tu altura», explica la responsable de la casa.

En O Sear no buscaba lujos, sino un lugar confortable. «A veces iba a las recepciones oficiales y volvía al poco tiempo para cenar porque quería estar tranquilo», comenta con humor sobre unas estancias de las que tiene muy buen recuerdo: «Mi hermano y yo éramos los más pequeños y siempre era muy cariñoso, también saludaba a todo el personal cuando llegaba». En sus estancias, la familia Gondar tenía que cerrar la casa rural para todo el equipo de seguridad con el que viajaba. Normalmente era media docena de personas las que lo acompañaban en sus estancias y otra parte del personal en hoteles cercanos. «Para nosotros la visita del rey es nuestro mayor sello de calidad, él tiene y tenía al alcance todos los lujos que quiere, pero nosotros podemos dar un buen trato y limpieza», resalta esta joven, que tiene en su memoria imágenes de unas estancias que guarda con cariño.

Ese trato cercano con el que en ese momento todavía era rey de España es lo que más sorprendía a Elena. «Era muy humano, nos trataba como si nos conociese de toda la vida y además, no era nada ostentoso, se conformaba con un trozo de empanada, algo casero. Buscaba un ambiente familiar», explica. En sus desayunos le valía cualquier cosa, no recuerda ningún capricho real. Eso sí, los días de regata, en O Sear le servía un desayuno completo, como el que se le hace a los peregrinos que hospedaban allí.

Para no olvidar que Juan Carlos I escogió esta casa de Sanxenxo para dormir, la familia Gondar instaló una placa conmemorativa en las escaleras de acceso. Su valor es, para Elena, incalculable, que recalca que es su mejor carta de presentación.