Uno de los autores clave del cómic independiente estadounidense inaugurará mañana en Pontevedra la exposición «Todo o mundo é imbécil menos eu»
17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Se dio a conocer internacionalmente en los ochenta con su personaje Buddy Bardaley en Odio y en los últimos años está embarcado en un proyecto centrado en las biografías de mujeres que, de alguna manera, han sido pioneras. Peter Bagge (Peekskill, Estados Unidos, 1957) es una de las figuras claves del cómic underground —alternativo, independiente... elija el que más proceda— estadounidense y protagonista de la exposición Todo o mundo é imbécil menos eu que se estrena este miércoles en el Pazo da Cultura de Pontevedra: «No sé lo que me voy a encontrar», señaló en relación con la muestra comisariada por Kiko da Silva.
Acompañado por la editora Natalia Mosquera (Ediciones La Cúpula), Bagge, quien reconoció desconocer «por qué en España tengo mejor acogida que en Estados Unidos», al tiempo que destacó que, después de su país de origen, «España es donde mejor funciona mi obra». En todo caso, durante un encuentro con la prensa en la librería Paz, apuntó que, si bien apenas conoce los cómics que se realizan en este país —alude a Max (Francesc Capdevila), uno de los pocos traducidos al inglés—, le gusta lo que ha podido observar destacando Carne de cañón, de Aroha Travé.
El autor de Mundo idiota no obvió la pregunta sobre una posible adaptación de su obra más emblemática, Odio, a la pequeña pantalla: «Hubo muchos proyectos para distintas plataformas de llevarlo hace unos años a una serie de televisión, pero no recibieron luz verde. No me parece mal porque me pagaron muy bien y no perdí el tiempo. Pero es que esto es lo habitual, que se hagan muchos proyectos para adaptaciones, pero luego salen muy pocos», señaló Bagge precisando que se trataría siempre de proyectos de animación.
Lo cierto es que su posición le ha permitido vivir la evolución que ha experimentado el mundo del cómic a lo largo de las últimas cuatro décadas en Estados Unidos, unos cambios que son más perceptibles en los últimos veinte años que, por un lado, han permitido asentarlo como un arte —el noveno—, pero, por otro, no han logrado erradicar el tópico propiciado por la cinematografía de asociar cómic y superhéroes: «Me saca de quicio. Me cargaría a todos los superhéroes», remarcó entre risas.
Otro de los fenómenos de las últimas décadas es el manga, un género que Bagge no sigue, pero del que destaca por ser la puerta de entrada de muchas lectoras al mundo del cómic. «Durante muchos años, y hablo de Estados Unidos, los lectores eran eminentemente hombres y el manga realmente lo cambió», remarca, al tiempo que aconseja a las nuevas generaciones de creadores que «crean en lo que hacen y que se pongan en el lugar del lector como si fuera él mismo».